"Hemos propuesto al FMI iniciar el diálogo para reperfilar los vencimientos de deuda". La frase es la más comentada de la conferencia de prensa de Hernán Lacunza. El uso del término “reperfilar” por parte del ministro de Hacienda, a modo de eufemismo para referirse a una operación muy similar al megacanje de deuda de 2001 , resultó llamativo, sobre todo porque en castellano no existe esa palabra.
No es que se pueda entender “reperfilar” como algo similar a un cambio de perfil o reelaborar algo, sino que directamente el Diccionario de la Real Academia desconoce el término. No existe ni como sustantivo ni como verbo, así que ni siquiera se puede conjugar.
De tal modo, por si el panorama no fuera lo suficientemente sombrío para la Argentina, quedó en evidencia el truco intentado por el ministro para disimular lo indisimulable. Se lo llame como se lo llame, el Gobierno anunció que no puede hacer frente a los pagos de la deuda e inició un proceso de reestructuración. Cuando gobernaba el peronismo, los medios lo llamaban default.