Las personas que hayan estado el martes en la sede de la Unidad de Atención Integral de la Anses del centro porteño probablemente compartieron la fila de trámites con uno de los más sanguinarios represores de la última dictadura militar, sobre quien pesan dos condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad.

 Jorge “El Tigre”Acosta, quien decidía a quién mataban y a quién torturaban en la ESMA, salió de la cárcel de manera transitoria y pidió hace dos días un crédito en el Anses, gracias a un permiso otorgado por el Tribunal Oral y Federal Nº 5. Los empleados de la UDAI se negaron en un principio a atender a Acosta, que había entrado por las oficinas de Córdoba 1144 escoltado por dos agentes de la Policía Federal. 

Acosta pudo acceder al préstamo porque cuenta con una jubilación mínima de 12.000 pesos desde septiembre de 2018, por los años trabajados en la Marina más la compra de aportes que hizo a través de una moratoria. El represor pudo salir de la cárcel por una autorización que expidió el juez Horacio Obligado. “Es un permiso que se le da a todos los imputados que están detenidos y tienen que hacer un trámite personal”, dijeron a este diario desde el tribunal, después de aclarar que Acosta “ya salió y entró” y antes de negarse a brindar más información.

Los organismos de derechos humanos condenaron la salida del represor. H.I.J.O.S., por su parte, denunció que es un acto más “de impunidad” y cuestionó que en este caso se contemple la figura de “permiso humanitario”, que permite las salidas de la cárcel. “Esto es una barrabasada, es algo que parece una broma de mal gusto, como las que hacía Acosta en los pasillos de Capuchita”, subrayó a Página/12 Camilo Juárez, hijo de Alicia Rosalía País y Enrique José Juárez, ambos detenidos desaparecidos.

Acosta, jefe del Grupo de Tareas 3.3.2 de la Esma, fue condenado a perpetua por haber liderado el principal centro clandestino de la Marina, donde cometió al menos 82 delitos de lesa humanidad: secuestros, desapariciones y torturas. Además, fue condenado a 30 años de prisión por el plan sistemático de robo de bebés y en 2017 se le impuso otra condena perpetua por los vuelos de la muerte. Tiene otra causa abierta en Esma 4, que lleva adelante el tribunal que lo habilitó a salir, el mismo que lo había condenado el año pasado. El genocida nunca habló ni aportó datos que pudieran ayudar a saber dónde están los 30 mil desaparecidos y a recuperar la identidad a los cientos de niños nacidos en cautiverio.

“El nunca dijo dónde están los casi 30 niños que nacieron en cautiverio en el Casino de Oficiales de la ESMA y que no recuperaron la identidad, nunca dijo qué paso con mi padre, quien falleció en el sótano. Nunca tuvo ni tendrá una mirada humanitaria, ¿entonces por qué razón se le dan estos privilegios que atentan contra la justicia y generan impunidad?”, se preguntó Juárez.

El repudio de los trabajadores de la ANSES 


Los empleados de la ANSES, nucleados en ATE, emitieron un comunicado aclarando que no querían atender “a estos personajes nefastos en la historia de la República”. “No estamos dispuestos a tolerar que paseen libremente por nuestro organismo aquellos que han avasallado el Estado de Derecho, deteniendo, torturando y desapareciendo a compañeros”, enfatizaron al recordar a los 11 detenidos desaparecidos de las ex cajas previsionales y centro de datos, luego fusionadas en la Anses.

“Más allá de la intradescendencia de hacer un trámite administrativo, la aparición de un monstruo así rompe con la cotidianidad. Se sintió el repudio y se escuchó 'saquen este tipo de acá'”, relató Diego García, delegado general de ATE Anses.

García, inclusive, puso en discusión también las jubilaciones que reciben genocidas sin condenas firmes, quienes cobran por los años trabajados en las Fuerzas Armadas, bajo cuya protección cometieron delitos de lesa humanidad. “Cómo puede ser que estén condenados por delitos contra los derechos humanos y al mismo tiempo aleguen que estaban trabajando?”, se preguntó el dirigente gremial.

El delegado de ATE explicó que el repudio al genocida se gestó “para que un hecho de esta naturaleza no pasara desapercibido”. “Es parte de la lucha y la reivindicación de la Memoria, la Verdad y la Justicia”, agregó García. En la sede central de la ANSES hay una placa y una baldosa que recuerda a sus 11 compañeros detenidos desaparecidos, en cuyos expedientes donde antes decía “cesanteado”, desde 2014 dice “detenido-desaparecido”.