El hallazgo de restos óseos en un predio militar de Uruguay con características similares al de otros cuatro cuerpos encontrados en el pasado, permite inferir un modus operandi de la dictadura y amplía las posibilidades de que se trate de un detenido desaparecido. El hallazgo se dio en el ex Batallón de Infantería Blindado Nº 13 de Montevideo, en el marco de las tareas realizadas por el Grupo de Investigación en Arqueología Forense del Uruguay. Las muestras de ADN serán enviadas a Córdoba, Argentina, para su identificación.
"Ayer tuvimos el primer indicio que podíamos estar frente a un enterramiento, teníamos un fragmento de cal muy importante que se desprendió con el trabajo de la retroexcavadora, y ahí se trabajó con material fino", narró la antropóloga Alicia Lusiardo, coordinadora del Grupo de Investigación en Arqueología Forense del Uruguay. Los cuerpos cubiertos de cal son el factor común entre todos los que se hallaron en estos años en diferentes recintos de las Fuerzas Armadas uruguayas. La antropóloga informó que el cuerpo, perteneciente a un adulto, estaba completo y que junto al mismo había material textil que sería de una camisa. "Es un patrón de enterramiento que se repite: individuales, completos, con mucha cal por encima y entre 80 centímetros y un metro de profundidad", acotó. La utilización de cal embadurnando los cuerpos se hizo para apresurar el proceso de descomposición, explicó Lusiardo, con lo que los militares buscaron borrar toda evidencia de las desapariciones. Sin embargo, la cal también da mayor duración a los huesos.
El hallazgo se dio en el terreno limítrofe entre el Batallón Nº 13 y el arroyo Miguelete. Son 130.000 metros cuadrados que no fueron rastrillados en forma completa en las excavaciones de 2005 y 2006. Actualmente se trabajaba sobre las zonas no analizadas. "Es un trabajo de rutina que se viene haciendo desde hace años y dio la casualidad que se encontraba en una búsqueda importante e intensa que se estaba realizando", aseguró el fiscal especializado en Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe. A menos de cien metros del lugar donde fueron encontrados los restos óseos, en 2005 fue hallado el cuerpo de un detenido desaparecido, el militante comunista Fernando Miranda. La búsqueda lleva siete años de trabajo constante por parte del equipo de antropólogos.
En el sitio también estaba la jueza penal, Isaura Tórtora, quien explicó a la prensa que el cuerpo quedará en custodia de Presidencia y se enviará una muestra a un laboratorio en Córdoba, Argentina, donde hay una nómina para poder cotejar el ADN y avanzar en su identificación.
La ansiedad de los familiares de desaparecidos fue tal que al mediodía de ayer ya habían tramitado ante la Justicia uruguaya el permiso para poder ingresar al Batallón. Cuando todo parecía normal, con los vehículos del Poder Ejecutivo que trasladaron a los integrantes de la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos para hacerlos ingresar, los militares se negaron ya que debería ser la jueza quien los autorizara personalmente. Debieron esperar una hora y media para poder entrar.
Los familiares reclamaron a las autoridades que sigan los trabajos de búsqueda en el antiguo predio del Ejército. "Hay que intensificar la búsqueda, porque los vamos a encontrar a todos. Sobre todo en el (Batallón) 13, que hay muchos datos de que puede haber más enterramientos. Hay que intensificar la búsqueda para poderlos encontrar", declaró a la prensa Ignacio Errandonea, integrante de la organización. Remarcó que no duda de la voluntad política de encontrar a los desaparecidos durante el Gobierno de facto (1973-1985), ya que la búsqueda requiere de una cantidad de dinero que se está poniendo. "Yo no dudo de la voluntad política. Lo que sí, nosotros entendemos que hay que profundizar la búsqueda, porque al ritmo que vamos, vamos muy pero muy lento", finalizó.
Según las estimaciones, habría cerca de 200 personas desaparecidas tras la dictadura, entre hombres, mujeres y niños. Sólo cuatro fueron encontrados enterrados, pero se cree que aproximadamente 22 podrían estar enterrados y de ellos la mitad en el Batallón Nº 13. La captura de personas no solo ocurrieron en territorio uruguayo sino también en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay, en el marco de lo que se conoció como el Plan Cóndor.