Andrea Zingarelli es docente e investigadora de la Universidad Nacional de La Plata y actualmente dirige el proyecto. Hace poco obtuvo la concesión del Ministerio de Antigüedades de Egipto para explorar la tumba de Amenmose en Luxor (antigua Tebas), un cantero que perteneció a la nobleza y fue sepultado con privilegios hace 3500 años. El espacio contiene pinturas y accesorios artísticos valiosos que podrían ayudar a comprender la dinámica cotidiana de la cultura faraónica más famosa de todos los tiempos. Aquí describe qué observaron en sus primeras campañas y explica cuáles son sus perspectivas de cara a enero de 2020, cuando realizarán la etapa más importante del trabajo.
--¿Cuáles son las características de esta tumba?
--Fue excavada en una ladera rocosa con terminaciones piramidales (forma de cuerno) en la antigua Tebas y forma parte de una necrópolis con unas 500 tumbas y capillas funerarias. Al interior se destacan salas en las que se incluyen pinturas y relieves que describen distintas escenas del difunto y su vida en el más allá. La muerte es concebida como un instante de transición hacia un nuevo lapso que se abre luego del deceso. Nuestro objetivo es investigarla en profundidad porque pertenecía a la dinastía XVIII (entre el 1500-1200 a.C.) y sabemos que contiene muchas pistas para reconstruir la vida cotidiana del difunto.
--¿La vida cotidiana?
--Sí, porque se lo representa en acciones de pesca y de caza, o bien, en contextos en los cuales producía cerveza o vino. También se reproducen dibujos de mujeres peinándose entre sí y paisajes agrícolas en los que se pueden advertir cómo los funcionarios controlaban lo que se generaba con el propósito de cobrar los impuestos correspondientes. Todo ello se almacena en un espacio que tiene, aproximadamente, 40 metros cúbicos. Nos puede parecer gigante para las medidas de nuestros días pero es relativamente pequeña en comparación con otras de Egipto. Más allá de todo, es lo suficientemente grande como para albergar cuatro estatuas: una que representa la figura del propietario, otra de su mujer y otras de dos amigos. Lamentablemente, en el pasado fueron extraídas y hoy se encuentran en el Museo Real de Ontario (Canadá).
--¿Qué saben del difunto? ¿Qué cargo ocupaba?
--Por el lugar en que está situada y sus características, esta persona formaba parte de la élite. Algunas de las tumbas adyacentes contienen los restos de funcionarios ligados a los templos y al palacio. Este propietario se llama Amenmose y tiene un título que encontramos escrito dentro que lo describe como “cantero de Amón”. Nuestra hipótesis es que el individuo se desempeñó como un trabajador de la piedra, pero como el sitio en que fue sepultado indica prestigio y nobleza, probablemente se encargaba de organizar la mano de obra que realizaba estas tareas. Era una función de alto relieve porque toda actividad vinculada a la construcción gozaba de mucha expansión durante el período en que vivió, entre los reinados de Hathsepsut y Tutmosis III, en torno de los años 1479-1458 a.C.
--Conocer la cultura funeraria, sobre todo en Egipto, otorga pistas para comprender los rasgos generales de la sociedad de esos tiempos…
--Sí, por supuesto. En ese período, justamente, se produjeron grandes transformaciones. El inicio de la dinastía XVIII se corresponde con el de mayor expansión del imperio, que se consolidará en el siglo XVI a.C. Se creó un ejército profesional para la conquista de lo que hoy comprende Siria, Palestina y Sudán. Los bienes materiales fluían con mayor presencia y esto cambió la fisonomía de la estructura social y económica. En esta época se desarrollaron procesos de esclavitud con poblaciones que se anexaron al territorio y desempeñaban labores productivas aunque bajo peores condiciones de trabajo. Las ofrendas que llegaban a los templos funerarios luego derivaban a las tumbas, como pudo haber ocurrido con la de Amenmose. La cultura funeraria estaba muy imbricada en la vida cotidiana, una rutina que ganó complejidad con una división del trabajo más marcada e, incluso, con la emergencia de las primeras huelgas.
--¿Qué clase de huelgas?
--Si bien los artesanos no cobraban salarios, accedían a “raciones”. Cuando no eran retribuidos hacían sentadas en la puerta del templo, institución que se identificaba como el centro neurálgico donde se desarrollaban los pagos. Este era el panorama en los tiempos de este cantero que formaba parte de la nobleza.
--¿Qué es lo que encandila tanto de la cultura faraónica?
--Lo primero es la sorpresa. No entendemos cómo seres humanos antiguos pudieron haber desarrollado estos niveles de cultura, prácticas artísticas y conocimientos específicos. Estas pinturas y relieves bellísimos tienen nada más ni nada menos que cuatro mil años. Además, Egipto está cruzada por un sentido de la eternidad que sus propios ciudadanos, a lo largo del tiempo, ayudaron a construir. Las pirámides tienen un objetivo de imprescriptibilidad tremendo y ello se multiplica a través del misterio que, tradicionalmente, rodeó a las maldiciones y el protagonismo de Osiris (el rey de los muertos). En las tumbas, por ejemplo, se escribían mensajes del tipo: “Si alguien se atreve a profanarla tendrá su merecido”. Todo lo que desconocemos nos empuja a querer saber mucho más. Desde la ciencia, precisamente, buscamos que todos los misterios, los grises y las oscuridades puedan explicarse. Y lo que vemos es que a medida que avanzamos se pueden comprender todas las cosas.
--En enero de 2020, usted y su equipo empiezan la aventura...
--Pretendemos descifrar los jeroglíficos para saber qué comunicaban y para qué lo hacían. Conocer el estado de las pinturas, los relieves, la estructura del espacio, calcular condiciones de temperatura y humedad, queremos entenderlo todo. Si bien existe una distancia temporal considerable respecto de nuestras sociedades actuales, también es cierto que mediante el estudio se pueden trazar muchos paralelismos. De hecho, el origen del primer Estado unificado territorial en la historia de la humanidad hay que ubicarlo en el Egipto antiguo. Una cultura tan rica requiere de un abordaje complejo y concienzudo. Ese es el desafío.