Que no se hiciera la Feria del Libro sería inadmisible. Los editores enfrentan los malos tiempos luchando juntos, a pesar de la crisis y la caída permanente de las ventas. La posibilidad de no volver a exhibir sus catálogos en el predio de La Rural es como una pesadilla, una especie de Fahrenheit 451, sin los “bomberos” que imaginó Ray Bradbury. “Nos merecemos un auto aplauso para expresar nuestra resistencia. El libro, la cultura y la feria siguen adelante. Aunque no va a ser fácil”, reconoció María Teresa Carbano, la presidenta de la Fundación El Libro (FEL), durante la presentación de la 46° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se realizará del jueves 30 de abril al lunes 18 de mayo, con La Habana como ciudad invitada de honor.
En la sala Borges de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno los editores y expositores escuchaban a Carbano con atención. A veces miraban de reojo sus teléfonos celulares, tal vez para saber a cuánto estaba el dólar. Como si la escena se repitiera “casi” con los mismos protagonistas. En 2018, cuando se lanzó la edición 45°, el entonces presidente de la FEL, Martín Gremmelspacher, recomendaba con ironía no encender los teléfonos para averiguar a cuánto cotizaba la divisa. Ese día –el 30 de agosto del año pasado- el dólar escalaba a su techo más alto de entonces: 42 pesos. La presidenta de la FEL recordó que el presupuesto para la próxima feria se cerró el martes 6 de agosto pasado con un 39 por ciento de incremento, “antes de la nueva realidad económica”, la devaluación después de las PASO. El valor del metro cuadrado será mayor a ese porcentaje estipulado. Pero Carbano garantizó que serán “muy aguerridos” como institución para conseguir un buen acuerdo. “Vamos a hacer lo posible y lo imposible para que ese porcentaje tenga la menor variación, pero sería ilógico e irresponsable decirles que no va a haber modificaciones”, admitió la primera presidenta mujer de la FEL, directora del Grupo Imaginador Ediciones. Como un eco ahogado se escuchó la palabra con la que el gobierno anunció que no puede cumplir con los pagos de la deuda: “reperfilar”. “La palabra de moda en estos días no saldrá de mi boca”, prometió Carbano.
Los economistas del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos están realizando un estudio para saber con números ciertos qué le aporta la Feria a la economía de la ciudad de Buenos Aires y al país. La presidenta de la Fundación El Libro adelantó algunos resultados: los visitantes profesionales extranjeros, en la feria pasada, gastaron poco más de veinte millones seiscientos mil pesos en tres días, en concepto de viáticos, hospedaje y comidas. “Una parte de esto es nada menos que ingreso de divisas, en un país preocupado, sobre todo en estos días, por las divisas que se van”, subrayó Carbano. Oche Califa, director cultural de la FEL, explicó que los anuncios con nombre y apellido, cuando faltan ocho meses para la Feria, “suelen ser escasos y de cierto riesgo”. Entre las líneas a trabajar para la programación cultural está la movida feminista, el cómic –presente en varias de las actividades de Zona Futuro- y hacer más visible el libro de divulgación científica. El ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro, mencionó una cifra para derribar mitos y prejuicios. Ya hay 10.000 tarjetas “Pase Cultural” para que los jóvenes puedan gastar en comprar libros, ir al cine, ver una obra de teatro o asistir a un recital. “Lo que más compran los jóvenes es libros”, informó Avogadro.
Orestes Pérez Pérez, embajador de Cuba en Argentina, adelantó que el lema de la delegación de escritores y artistas que llegarán a Buenos Aires a fines de abril de 2020 será “La Habana, ciudad real y maravillosa de las letras”. El diplomático destacó que el stand estará inspirado en el libro La ciudad de las columnas, de Alejo Carpentier (1904-1980). Las actividades se estructurarán en secciones como “Ver y oír La Habana”, en la que habrá desde artes plásticas, cine cubano contemporáneo de Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) y Fernando Pérez, entre otros, y música cubana. También anunció que se realizarán homenajes al poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, que murió el pasado 20 de julio; a Nicolás Guillén (1902-1989) y al poeta uruguayo Daniel Chavarría (1933-2018), que vivió en La Habana desde 1969 hasta su muerte. “La Feria será una fiesta de la literatura y la música cubanas, en la que andarán tomados de la mano nuestro malecón y el obelisco porteño, el son y el tango, Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Nicolás Guillén, con Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sabato, y el pueblo argentino y cubano se estrecharán como siempre en un abrazo de poesía y amor”, concluyó el embajador cubano.
“El precio del papel se cotiza en dólares, por lo tanto toda variación que haya en la moneda hacia arriba repercute en el costo del libro”, recuerda Carbano a Página/12. “Hubo un momento en que no se conseguía precios, no había papel, no te cotizaban o el tipo de papel que necesitabas no lo conseguías. Esto no se ha normalizado del todo. La palabra incertidumbre y el hecho de que las ventas siguen en caída configuran un panorama de desaliento. También está afectando a los proyectos que tienen las editoriales. De repente estás pensando si te largás a una nueva colección o a sacar tal título, porque es una inversión que por el sistema de ventas en consignación que tienen los libros no sabés realmente cuánto tiempo te va a llevar recuperarlo”. La presidenta de la FEL espera que no sigan cayendo las ventas en 2020. “Desde ya que el gobierno que asuma en diciembre sí o sí tiene que recomponer el tejido social y movilizar la economía porque estamos en una situación muy crítica. Ya no se trata solamente del libro; ahora estamos hablando de la posibilidad de comprar alimentos y remedios”, advierte Carbano. “El sector del libro no pide subsidios, pide apoyos inteligentes para producir, para abastecer el mercado interno y para exportar. Estamos en condiciones de exportar, pero hay muchas trabas”.