Una escena montada como "burda coartada" y un femicidio cometido entre 12 y 18 horas antes del hallazgo del cuerpo de la víctima, fue lo que se le imputó ayer a Andrés Rojas, de 45 años. También fue acusado por matar a la madre de su pareja, de 80 años, "con el fin de procurar impunidad". Las amigas de Isabel Terrone, quien mantenía una relación con el imputado, dieron la pauta de un vínculo "conflictivo", sobre todo desde que Rojas enfrentaba una mala situación económica y deudas, luego de haber tenido un minimarket en barrio Rucci, hace dos años. "Queremos justicia", repitieron ayer,. El juez José Luis Suárez ordenó la prisión preventiva sin plazo para Rojas, en la audiencia imputativa que marcó el inicio de la causa. "Soy inocente", declaró el único sospechoso.
La actividad de Isabel en su celular cesó el lunes pasado, a las 3.08 de la madrugada. Horas antes le había mandado un mensaje de advertencia a una amiga: "Se pudrió todo", le dijo sobre la relación con Andrés, que llevaba alrededor de 15 años. Ella venía de pasar el fin de semana en Córdoba y Santa Fe, donde fue con amigas a ver a la banda La Beriso.
Según relató ayer el fiscal Miguel Moreno, el ataque se desató durante la madrugada del lunes, e Isabel, de 45 años, fue encontrada con al menos 9 puñaladas. "Antes o después, atacó a Rosa Domínguez para lograr impunidad", dijo el fiscal sobre quien seria la principal testigo del femicidio. La señora fue encontrada agonizante sobre su cama, tapada, y con heridas en la cabeza. Murió horas después en el Hospital de Emergencias. El cuerpo de Isabel estaba tirado al lado de su cama, en otra planta. Si bien la acusación apuntó a una "relación violenta", las amigas de Isabel dijeron que ella pesaba 50 kilos, para dar la pauta de una clara situación desigual de fuerza, frente al corpulento Rojas.
La policía llegó al lugar alrededor de las 19.20 del lunes, tras el llamado de una amiga de la víctima, que fue con la empleada doméstica de la familia a ver por qué Isabel no respondía los mensajes. Algo por demás de extraño, ya que siempre estaba atenta al teléfono. Al llegar, vieron sangre y los pies de Isabel. Salieron, y en el pasillo se cruzaron con Rojas, quien dijo que encontró todo revuelto. En la billetera del hombre fueron encontradas tarjetas a nombre de las mujeres.
Los primeros indicios que pudo advertir Moreno descartaron un hecho de robo: pese al desorden "montado" no había aberturas forzadas ni faltantes en la casa. La evidencia da cuenta de que la pareja "estuvo distanciada los últimos días". Isabel estuvo de viaje con amigas y el imputado se ausentó de su casa. Al regresar ella, el domingo a la tarde, se encontraron.
El lunes, la empleada doméstica fue a la casa de Isabel, pero nadie atendía; entonces, se comunicó con la amiga de la mujer. Alrededor de las 18.30, la mujer llamó a Andrés para ver si sabía algo de Isabel, pero él estaba "tranquilo y respondió que no sabía, que estaba buscando trabajo y que iría más tarde". A las 19.05 las dos mujeres fueron al lugar y se encontraron con la escena.