Pàgina 12 en Gran Bretaña
Desde Londres
¿Es posible evitar el “Hard Brexit”, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre sin acuerdo? Este sábado cientos de miles de personas salieron a las calles en las principales ciudades y pueblos británicos en la primera etapa de una campaña de desobediencia civil contra la estrategia central del gobierno para evitar que los diputados bloqueen el "Hard Brexit": la decisión de Boris Johnson de suspender el parlamento entre el 10 de septiembre y el 14 de octubre.
Uno de los grupos de esta coalición ad hoc montada tras el anuncio del primer ministro el miércoles señaló que es el primer paso para salvar la democracia británica. “Boris Johnson quiere cerrar nuestra democracia para llevar adelante su agenda de Brexit. No podemos esperar a que el parlamento o las cortes de justicia lo eviten”, señaló el grupo “Stop de coup, defend democracy” (Paremos el golpe, defendamos la democracia)
La manifestación contó con el respaldo del líder de la oposición, Jeremy Corbyn. “La indignación pública ante la decisión de Boris Johnson de cerrar nuestra democracia es enorme. El pueblo tiene el derecho a salir a la calle para revertir este proceso”, dijo Corbyn. Según Laura Parker, coordinadora nacional de Momentum, un grupo juvenil Corbynista, la campaña de desobediencia civil apunta a tomar las calles y si es necesario “cerrarlas”. “Tenemos un primer ministro millonario que no fue electo por el pueblo y que no tiene reparos de aprovechar los flancos débiles de nuestra democracia para promover un Brexit que facilite un tratado con Donald Trump y el fin de nuestro Sistema Nacional de Salud, entregado a los intereses privados estadounidenses”, dijo Parker.
El gobierno está sacudido por el rechazo que causó su decisión el miércoles de suspender el parlamento, pero está aparentemente decidido a todo para garantizar que el Reino Unido salga de la UE el 31 de octubre. Johnson lo ha reiterado desde su asunción a fines de julio con un par de fórmulas repetidas hasta el cansancio – “saldremos con o sin acuerdo, do or die (cueste lo que cueste)” –, pero también con la contundencia de los hechos. La suspensión del parlamento en un país que se precia de ser la cuna del parlamentarismo y la formación de un gobierno con los más radicales miembros de los grupos pro-Brexit, son claras señales de que el “do or die” no son meras declaraciones.
El tiempo está de su parte. En dos meses el Reino Unido saldrá por la ley vigente del bloque europeo. ¿Hay alguna chance de evitarlo? El movimiento de desobediencia civil tiene el poderoso antecedente de la protesta contra la desastrosa “Poll Tax” de Margaret Thatcher que llevó a una erosión del gobierno de la Dama de Hierro, pero entre la primer manifestación y su caída transcurrieron ocho meses.
La vía parlamentaria parecería la más adecuada para frenar los planes del gobierno. En la Cámara de los Comunes Boris Johnson tiene una mayoría de un diputado gracias al apoyo de los 10 miembros del reaccionario y pro-Brexit DUP de Irlanda del Norte. El martes pasado la oposición llegó a un acuerdo unánime para “legislar rápidamente” a fin de impedir una salida sin acuerdo. El plan opositor es invocar un debate de emergencia en base a la llamada Orden Permanente 24 del reglamento parlamentario. Esta Orden tiene que ser autorizada por el presidente del Parlamento, el conservador John Bercow, quien ya calificó como un “escándalo” la suspensión del parlamento.
La oposición ya ha redactado la ley que llevará a votación si Bercow autoriza la Orden 24, pero su aprobación dependerá en gran medida de que unos 40 diputados conservadores se atrevan a votar contra su propio gobierno. La suspensión del parlamento ha endurecido la posición de muchos de ellos y ha decidido a algunos que no estaban del todo convencidos. Una iniciativa similar fue aprobada en marzo en 3 días para extender el plazo de salida que entonces era el 31 de marzo. Pero la situación política ha cambiado.
Johnson ha dejado en claro que está dispuesto a quemar las naves. En la Cámara de los Comunes enfrenta una muy posible derrota, pero el proyecto de ley tiene que pasar por la Cámara de los Lores donde se anticipa que los conservadores apelarán al llamado Filibusterismo, un mecanismo para retrasar o bloquear el progreso de una iniciativa con todo tipo de tácticas dilatorias.
El estrecho plazo favorece esta táctica: el 10 de septiembre se dará por finalizado el año parlamentario. En la práctica, todos los proyectos de ley que no se hayan aprobado en esa fecha, tendrán que recomenzar de cero a partir del 14 de octubre.
En caso de que esta ruta legislativa falle de entrada o se muestre muy engorrosa, hay una segunda vía para evitar un “Hard Brexit”: presentar una moción de censura en el gobierno de Johnson. Esta opción es más complicada que la anterior porque muchos conservadores quieren evitar el tilde de traidores que les cabría por votar la democión de su propio gobierno. No es la única dificultad. Suponiendo que tuviera éxito, se abriría un período de 14 días para que la oposición forme un gobierno de unidad nacional que comande el apoyo de la mayoría del parlamento.
La oposición ha acordado que este gobierno tendría como único objetivo extender la fecha de salida del bloque europeo y convocar a elecciones, pero no hay consenso sobre quién lo encabezaría. Los Corbynistas dicen que debería ser el líder de la oposición, Jeremy Corbyn. Los nacionalistas escoceses y autonomistas galeses están dispuestos a favorecer esta opción negociación mediante. Los liberal demócratas, en cambio, proponen una figura de consenso moderada sea laborista o conservadora mientras que la mayoría de los conservadores han dejado en claro que jamás apoyarían a un gobierno con Corbyn de primer ministro, algo que muy probablemente pase también con algunos laboristas de derecha o centro.
Como el Reino Unido no tiene constitución escrita y, en este caso, no hay un precedente inequívoco, todo dependerá de la flexibilidad política de los protagonistas y de la desesperación por impedir un Brexit sin acuerdo. A lo que se añade un factor más. Durante el período de dos semanas que se abre si la moción de censura es exitosa, Johnson continuaría como primer ministro. Sería escandaloso, pero en teoría nada le impediría fijar una fecha de elecciones generales para después de la salida de la UE.
Mientras tanto a nivel judicial se han iniciado en Londres, Edimburgo y Belfast acciones legales paralelas para revertir la suspensión del parlamento. El martes, día clave en las calles y el parlamento, la Corte de Edimburgo dará su veredicto mientras que Belfast lo hará en el curso de la semana y la apelación a la Alta Corte de Londres espera fecha. En medio de todo este vértigo está claro que el Reino Unido ha entrado en el período más convulsionado desde los meses previos a la guerra contra Irak en 2003.