La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos está realizando una prueba piloto que reúne la preservación del patrimonio y el trabajo social. En un convenio que reúne donantes privados, a la Comisión, que es parte de la secretaría de Cultura y al ministerio de Salud y Desarrollo Social, ocho personas enroladas en el plan Hacemos Futuro están aprendiendo a intervenir en edificios históricos. Y lo hacen en uno que, bien subraya la presidente de la Comisión Teresa de Anchorena, es de enorme valor simbólico. Los ocho están trabajando en el Cabildo de Buenos Aires.

"Argentina es un país con un patrimonio rico y medios pobres", explica Anchorena, lo que crea "una permanente lucha para poder preservar, cuidar, sostener". El ajuste del gobierno terminó con toda posibilidad de encarar obras, con lo que la Comisión pensó en reunir donantes privados de materiales con mano de obra que ya está enrolada en programas públicos. "En nuestro país se desperdicia a mucha gente talentosa, trabajadora", define Anchorena. "Gente que no tiene trabajo y es muchas veces despreciada se está transformando en gente que sabe intervenir el patrimonio".

Lo que se ve en la gran sala del primer piso de la Comisión, que ocupa el edificio recreado por Alejandro Bustillo justo atrás del viejo Cabildo, sobre Avenida de Mayo, es según Anchorena "parte del patrimonio más emblemático del país intervenido por algunos de los argentinos que están peor. Y que están orgullosos de lo que están haciendo". Y los planes se transforman, para estos trabajadores, en situaciones de entrenamiento, ya que los trabajos son supervisados por especialistas de la Comisión.

La entidad fundada en 1940 para preservar el patrimonio de los argentinos tiene dos misiones. Una es declarar edificios, lugares, paisajes, objetos y ahora hasta poblados como históricos, muchas veces revirtiendo su abandono y salvándolos del hambre de los especuladores. Otra es ayudar a preservar esos lugares y bienes, lo que en tiempos de ajuste permanente no es fácil. "Preservar es lo más moderno que puede hacerse", explica Anchorena, "porque no es hablar del pasado sino del futuro, que es a donde va este patrimonio. Nosotros permanentemente estamos tratando con bienes o lugares despreciados, degradados, abandonados, que tenemos que salvar y poner en valor".

El lado social del manejo del patrimonio creció bajo la tutela de Anchorena, que logró imponer la idea de crear pueblos históricos con rango nacional. "En nuestro país tenemos muchos pueblos históricos que están olvidados pero son hermosos", explica. "Declararlos históricos ayuda a reunir recursos para ponerlos en valor, potenciar el turismo, darle mejor calidad de vida a sus pobladores, que suelen tener mucho orgullo de sus pueblos". En este caso, la Comisión está creando alianzas con el ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda para trabajos puntuales que disparen círculos virtuosos.

En este universo están localidades como Camarones, Chamical, Guanacache y Yavi. Ahora se suma, por ejemplo, la Posta de Huacalera, en Jujuy, que además de la declaratoria recibió fondos del ministerio y de la provincia para restaurar su posta histórica y la capilla local, con pinturas de época. Huacalera está en plena Quebrada de Humahuaca, con lo que es fácil imaginar el atractor turístico de estas obras.

En Corrientes, se está declarando como histórico un pueblo con larga historia y el rotundo nombre de Concepción de Yaguareté Corá. El pueblo fue creado en el siglo 18 por expulsados de las misiones jesuíticas que huían de los bandeirantes brasileños, y es la vieja entrada oeste a los Esteros del Iberá. Concepción ya tiene un buen hotel turístico para los que visitan los esteros desde tierra adentro, y ahora recibe un programa para restaurar la plaza central y las fachadas a su alrededor. Es el tipo de obras patrimoniales que pueden volver a poner en el mapa a una localidad.

Con lo que estas tareas, aparentemente históricas y eruditas, pasan a mostrar un fuerte potencial económico y social, como generadores de puestos de trabajo y hasta de profesiones nuevas para los más débiles. Y esto es también parte del diálogo con el futuro que propone la preservación del patrimonio.