A partir del sufrimiento de Mariela Morante, su hermano Marcelo, uno de los profesionales que más conoce del uso medicinal del cannabis en el país, encabezó en su pueblo (General La Madrid) un proyecto para el cultivo de la planta en terrenos públicos. Este proyecto se convirtió en ordenanza en 2018. “El dolor no puede esperar, pero no se ha avanzado con respecto al cultivo, no se permitió la plantación en ningún lugar. Jujuy avanzó para la utilización de protocolos científicos. Estamos en instancia de análisis. Me encantaría que se avance por la cantidad de pacientes que veo con necesidades, pero entiendo que éste es un proceso que hay que pasar”, dice Mariela Morante, que también es médica y calmó sus dolores causados por el neurolupus con el aceite cannábico. “Lo que es más importante es la formación médica. En la facultad salimos sin conocimiento sobre el cannabis. Es tan importante como la modificación de los aspectos de la ley que haya que modificar”, opina.
“Encontré el para qué me había pasado algo. Para qué tanto sufrimiento. Para esto: para que socialmente podamos ayudar a quienes lo necesitan. Mi hermano comenzó con todo esto incluso antes de mi enfermedad. Es muy loco. Yo me mejoré y colaboro con los pacientes que requieren esta medicina como tratamiento complementario. Las cosas pasan no de casualidad, sino por causalidad”, expresa Morante. “Actualmente no tomo aceite. Estoy compensada. Obviamente no sólo por el cannabis, que me mejoró el sueño, el estado de ánimo. Hizo que me sacaran las drogas anticonvulsivas. Colaboró a la mejoría de mi calidad de vida. Por eso empatizo y entiendo la urgencia, pero también, desde la parte científica, entiendo que hay que pasar por instancias y reaseguros.”
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