Desde Washington, el vocero del Fondo Monetario internacional se limitó a expresar que "hoy las autoridades argentinas han anunciado medidas de gestión de flujos de capitales con el objeto de proteger la estabilidad cambiaria y a los ahorristas". Un pronunciamiento que, por lo limitado y neutro, se podría hasta interpretar como un acompañamiento al gobierno argentino, en especial teniendo en cuenta que se trata de medidas que contradicen las habituales recomendaciones del FMI y, consecuentemente, las políticas llevadas a cabo por el actual gobierno desde el primer momento.

"El personal del FMI esta analizando los detalles de las medidas. El personal permanecerá en estrecho contacto con las autoridades en el período hacia adelante y el Fondo seguirá al lado de la Argentina durante estos tiempos desafiantes", dijo a los medios el vocero del organismo. La visita de la misión del FMI del anterior fin de semana culminó un día antes de que Hernán Lacunza, ministro de Hacienda, anunciara su primer paquete de medidas de emergencia que incluían el default de la deuda de corto plazo en pesos y en dólares, postergando su pago hasta seis meses más allá de su vencimiento. 

Ya para ese momento, existían dudas con respecto a que el FMI pudiera hacer el próximo desembolso del préstamo stand by de 5400 millones de dólares en la fecha inicialmente prevista por el gobierno: primera quincena de septiembre. Tras los recientes cambios en la política monetaria y financiera, se da por descontado que tal desembolso quedó en compás de espera. El FMI "seguirá al lado de la Argentina", promete, pero la medida y, sobre todo, sus consecuencias, están bajo análisis.