Luego de que el presidente Mauricio Macri decidiera dejar de lado --por el momento-- la campaña negativa, la gobernadora María Eugenia Vidal tomó la delantera y se diferenció de cualquier estrategia futura de polarización. "Si hay algo que esta crisis nos demuestra a los argentinos y bonaerenses, es que no puede haber modelo de desarrollo, de apoyo a los que producen, si hay grieta", sostuvo Vidal en un encuentro con pequeños y medianos empresarios. La gobernadora bonaerense había iniciado esa nueva línea discursiva desde el primer día post-PASO, a diferencia de Macri, que osciló entre una agenda más agresiva y otra conciliatoria. La mandataria insistió en un camino de diálogo y consenso.
Después de la corrida cambiaria y la brusca caída de las reservas, y tras anunciar las medidas de control de cambios, Macri dijo en su reunión de gabinete que había que suspender, de momento, la campaña negativa. Vidal seguramente sonrió para sí. Hace tiempo que ella ya lo había hecho. Y fue una de las recomendaciones que le hizo al Presidente luego de su fallida primera conferencia de prensa tras la derrota electoral. Macri tomó en cuenta sus consejos y sus críticas durante algunos días, pero después de la marcha del 24A volvió a la carga. La caída de las reservas lo volvió a poner contra las cuerdas. Y llamó a bajar la confrontación con el Frente de Todos, aunque no de manera definitiva.
Vidal, en cambio, viene tomando distancia tanto de la estrategia del mandatario como de su mano derecha, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, a quien la gobernadora bonaerense responsabiliza por el resultado electoral. Desde el primer día, tras la derrota, Vidal adoptó otro discurso y ya no lo abandonó. "Nosotros ya estamos en esa línea de bajar la campaña negativa desde la provincia desde hace tiempo", advirtieron cerca de la gobernadora, que no quiere más grietas, pero tiene una evidente con Macri, que se fue profundizando durante todo este año y ahora nadie puede prever si tendrá reparación.
Esto se vio en los hechos, incluso con gestos de distanciamiento. Vidal participó este martes de un encuentro de la Unión Industrial de Buenos Aires (Uipba), a diferencia de Macri, que faltó al encuentro con la UIA. Allí, la gobernadora dijo: "Tenemos que convertir esta crisis en un proceso de aprendizaje. La crisis se tiene que convertir en un camino de consenso y diálogo". "Somos responsables todos, quienes gobernamos ahora y quienes sean elegidos, los dirigentes industriales y sociales. La Argentina y la Provincia necesitan de un diálogo concreto que lleve al consenso. Un diálogo concreto, no de discurso o palabras vacías, que nos traiga tranquilidad y la certeza que ustedes necesitan para crear trabajo", llamó Vidal a todos los sectores. La escuchaban unos 500 empresarios industriales, muchos de los cuales hicieron presión a comienzos de este año para que ella y no Macri fuera la cabeza de la lista presidencial. Un plan fallido que nunca vio la luz.
Atrás quedó la época en que Vidal decía que si ganaba Axel Kicillof iba a gobernar La Cámpora o en la que Miguel Angel Pichetto lo tildaba de "marxista". Cerca de la gobernadora, confirmaban que en lo que respecta a ella no habrá retorno a la campaña negativa. De Macri, nadie puede estar del todo seguro.
Vidal enumeró la cantidad de empresas medias y pequeñas que hay en territorio bonaerense: "En la Provincia hay más de 265 mil Pymes que generan cuatro millones de puestos de trabajo, muchas de ellas instaladas en los 80 parques industriales". No hizo alusión a las que cerraron o despidieron trabajadores en estos años. "Si con todas las dificultades que nos han atravesado, hay ejemplos de industrias que no se dieron por vencido y lograron crecer, imagínense lo que podemos lograr con un camino de consenso, de diálogo honesto y de mayor grandeza", volvió sobre la épica del esfuerzo.
Para la época post Macri, distintos sectores del PRO imaginan que Vidal será una de las dirigentes que continuará siendo referente del partido, bajo el ala de Horacio Rodríguez Larreta, quien, de retener la Ciudad, podría convertirse en el nuevo líder del PRO. Pero, para saber cómo se reconfigurará la coalición de derecha, primero hay que esperar a octubre.