Las demandas de la ciudadanía al sistema político son nuevamente las de un cambio. Los resultados contundentes del 11 de agosto así lo explicitan. Contrario a lo que se sostuvo desde entonces respecto a lo sorprendente de las urnas, quienes veníamos analizando los discursos sociales circulantes, anticipamos amplias expresiones de rechazo a las políticas llevadas a cabo por la alianza gobernante. Sobre todo, entre quienes habían confiado su voto a esa oferta electoral en 2015/2017.

Decir esto con los hechos consumados pareciera ser oportunista, pero vale para estimar el saldo del derrotero a la hora de analizar la opinión pública y la comunicación política actual.

Que las encuestadoras no se hayan aproximado al porcentaje final de las diferencias entre un frente y el otro no quita del centro la importancia de la investigación social para la implementación de estrategias comunicacionales. Es vital indagar cuáles son las percepciones que tiene la ciudadanía respecto de la política actual en la Argentina para acceder a los argumentos imperantes a la hora de decidir su elección del voto.

En ese marco, cobra relevancia e impronta acudir al sondeo cualitativo para hallar los indicios de aquello que se venía gestando por lo bajo y que no se expresaba abiertamente o que no encontraba espacios necesarios para canalizarlo. Ciudadanos y ciudadanas sin participación activa en ámbitos políticos pero ávidos de debates y de ser escuchados fueron quienes nos motivaron a realizar esta exploración.

En un escenario polarizado entre dos modelos de gobiernos diferentes, el actual y el anterior, y ante la crisis económica, social y política, partimos de la hipótesis central de que la ciudadanía no sólo vota por el factor económico, sino también por valores.

Inversamente a lo que se estima acerca de un sector social despolitizado o manipulable, en Argumentaria hallamos un alto nivel de politización de la sociedad con reclamos concretos proyectados hacia el sistema político y los frentes electorales. Argumentos tales como “vivimos un proceso de revalorización de la palabra política” o “la gente habla de política”, para describir lo que percibe la ciudadanía evidencian la necesidad de manifestar sus opiniones y ser escuchados. Vastos sectores que se autodefinen como apolíticos no se ubican en ninguno de los dos extremos de la polarización. Sin embargo, los atraviesa y los desgasta. “Las personas alcanzamos logros, que no fueron de un partido político, sino de una sociedad que empezó a pensar en otras cosas”, “luchamos por la subsistencia personal pero también puedo pensar que puedo mejorar la escuela, la salud, el barrio”.

Las demandas surgen desde la espontaneidad, en la esfera de lo individual. No hay en esas expresiones una sociedad civil organizada o acciones colectivas como las que se conocen bajo la modalidad de organizaciones o movimientos sociales. Hay, más bien una demanda del orden individual que busca respuestas para reorganizar su vida cotidiana. Exigencias de cambios rotundos en los modos y las formas de ejercer poder, cargos políticos e institucionales condirigentes meritorios -en el sentido positivo de la formación- para ocupar lugares técnico-político necesarios para implementar políticas públicas. Por ello, reivindicamos la relevancia la investigación social para la comunicación política.

*Integrantes de Argumentaria