Es la madrugada. El frío ha retornado luego de una fugaz tregua primaveral. Desde el reproductor, el talento de Diana Krall nos deleita con la canción de Ray Charles You don`t know me, contraste de colores en pieles y voces, fusión de talentos.

La caminata nocturna por el parque iluminado a giorno para nadie y cuasi desierto es una metáfora social.

Solo un solitario deambula entre los árboles y canturrea un estribillo entrecortado e incoherente. Para las propaladoras mediáticas todo es jolgorio para expandir alineación y consumo compulsivo de mercancías diversas.

En los mercados de divisas que nunca duermen, circula en forma de dinero el flujo financiero que se alimenta vampírico del sacrificio de millones de mujeres y hombres ahora recluidos en los portales durmiendo sobre cartones.

El frío arrecia y la indiferencia persiste. Desde hace semanas en Chubut se libra una lucha por la subsistencia. El Estado no puede doblegar la voluntad de estas mujeres y hombres que resisten el ajuste.

En la metrópoli portuaria el contraste entre la opulencia y la miseria es cada vez mas obsceno, sin embargo para muchas personas la expectativa la concentra el superclásico dominguero. Postales del desierto de la realidad.

Carlos A. Solero