Argentina se quedó este miércoles con un partido tan vital como sufrido al imponerse ante Rusia por un engañoso 69-61 y llegar con puntaje perfecto (3 victorias y 0 derrotas) a la ronda de los 16 mejores, que se dividirá en cuatro grupos de cuatro equipos cada uno y donde cuentan los resultados obtenidos previamente. Compartirá zona con Polonia (3-0), Venezuela (2-1) y la mismísima Rusia (2-1), con la que no volverá a enfrentarse.
La acción de la segunda fase del Mundial de China para Luis Scola y cía. se iniciará en la ciudad de Foshan el próximo viernes, a las 9 (por la TV Pública y TyC Sports), ante la Venezuela del argentino Fernando Duró, y finalizará el domingo, frente a Polonia, también a las 9. Los dos primeros de este nuevo Grupo I avanzarán a cuartos de final, donde se cruzarán con los dos mejores de la zona que conformarán Serbia (3-0), España (3-0), Italia (2-1) y Puerto Rico (2-1).
Esta vez, ante el rival quizá más serio del grupo (ya habían pasado Corea del Sur y Nigeria), Argentina no pudo explotar el lanzamiento externo (4/20 en triples) y mostró inquietantes desatenciones defensivas. Mientras que en el aspecto positivo, dejó muy buenas sensaciones en la labor reboteadora (tomó 14 ofensivos y sólo permitió 5) y en la producción de errores en el manejo rival (15 robos).
Sin embargo, la victoria tuvo nombre y apellido: Facundo Campazzo, alma y vida del equipo, quien finalizó con 21 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias, 3 robos e incontables apariciones cuando más se lo necesitaba. Además, Luis Scola marcó 13 puntos y tomó 8 rebotes; y Marcos Delía anotó 13 puntos y Garino finalizó con 8 puntos, 5 rebotes y 3 robos, entre los más destacados.
Un comienzo seco
Lo que sería el devenir del duelo entre argentinos y rusos se vislumbró en los primeros tres minutos, donde hubo un total de 0 puntos. Por el lado albiceleste, la sequía se debió a que la mira estaba fuera de foco; y por Rusia, porque prácticamente no podía conservar la pelota en sus manos, algo que se mantendría durante todo el encuentro (21 pérdidas) y de lo que el equipo de Hernández sabría sacar provecho (19 puntos de contragolpe).
A pesar de un minuto de furia con Campazzo como bandera (con espectacular alley oop incluido con Garino) que pareció despertar a la Selección y la adelantó 6-0, todo lo que quedaría en el primer cuarto sería para los euroasiáticos, quienes con una propuesta ofensiva tan básica como efectiva, empujando toda la acción al poste bajo, se fueron al cierre arriba 17-12, una diferencia sólo acotada por un triple sobre la chicharra de Campazzo.
Deportivo Campazzo
La historia del juego fue la del base cordobés: cuando él estuvo en cancha, Argentina sacó un +17 en diferencia de puntos. Campazzo lideró un brutal inicio argentino del segundo cuarto que se materializó en un parcial de 17-0 en cuatro minutos. Tanto el endiablado base como Hernández habían comprendido durante el descanso que Rusia tenía serios problemas para manejar el balón y salieron a explotarlos, obteniendo grandes dividendos. Así, Argentina dio vuelta la historia y se fue al entretiempo arriba por 39-33.
Un gigante entre los rusos
Argentina supo ampliar la ventaja durante el tercer cuarto, aunque no por sus virtudes ofensivas: por caso, Scola sufrió otra vez mucho para hacerse sentir en el juego interno (3/9 en dobles). La que sería protagonista sería la defensa (el cuarto terminó 14-7 en favor de la Selección), consolidada por una gran labor reboteadora ante una Rusia que no llevó a China la altura de otras épocas. Así, los a veces insuficientes 2,06 metros de Delía ante los gigantes europeos, fueron esta vez -sumados a un voraz partido del pivot de Saladillo- inmanejables para los internos rusos (5/6 en dobles y 3/7 en libres).
Una siesta antes de tiempo
Con una considerable ventaja en el marcador (53-40) y un claro dominio en el juego, Argentina salió en exceso relajada al último cuarto. No tuvo que correr demasiado el reloj para que los rusos recortasen la distancia a menos de una posesión. El conductor del equipo en ese lapso, Nicolás Laprovíttola, estaba perdido y el equipo lo acompañó en su rumbo.
Con ese tono alarmante y de temor ante el avance rival -que ni siquiera las penetrantes miradas de Hernández durante los minutos pedidos pudo cambiar- se desarrollaron los minutos finales. Con el aro cerrado (0/5 en triples) y a puro tiro libre (10 puntos de los 16 del último cuarto), tuvo que ir construyendo la victoria la Argentina mientras ajustaba tuercas en defensa y esperaba que pase el buen momento ruso. Un triunfo que quedó decretado, como no podía ser de otra manera, con una flotadita (que entró con suspenso), un robo, dos tiros libres y una asistencia de Campazzo, todo en los últimos 30 segundos de partido, cuando la diferencia era sólo de dos puntos.