Badalona, España. La vida como una película. “Tu hijo tiene demasiada imaginación”, le decían las autoridades del colegio a la mamá del niño Teo. Y aquello resultaba una llamada de atención más que un estímulo: ser imaginativo era considerado un pesar y, por eso, tenían que encorsetarlo. A la sazón hoy, a sus 27 años, Kinder Malo –alias artístico de aquel Teodoro Hernández– es referente indiscutido del trap en español, se sabe distinto y, de alguna manera, lo celebra. Pero ese “ser crítico” no le vino gratis sino que lo buscó: se preguntó, estimuló, dudó, investigó y curtió. Dejó librada su imaginación. Y tampoco se quedó con la fácil: “Me voy a quedar infinito en Argentina”, dice sentado en los estudios de Mueva Records , la fábrica del trap local, a propósito de esta visita a tierras criollas que se extenderá, por lo menos, hasta fin de año. “Todos me decían que no era un buen momento para venir, pero no me importó. Me siento cómodo en Argentina, hermano”, apura con despojada sinceridad, mientras se prepara para tocar este domingo en Palermo Club.

 

Cansado de su entorno, Kinder Malo saltó de un continente a otro para buscar nuevas aventuras: “Necesito que me vuelvan a romper el corazón un par de veces”. Aquí mantiene una amistad bilateral con Perras on the Beach, admira la poesía del Pity Álvarez –dice que “Legalícenla es un himno” y que “su destino fue trágico pero esperable”– y planea grabar con todos los artistas que pueda: “Me gusta mucho Ca7riel, me hace acordar a Michael Jackson”. Así las cosas, aburrido del trap, Kinder Malo se anima a la polémica y vaticina su final: “Le quedan dos años de vida”.

Por segunda vez en Argentina (la primera fue junto a su hermano Pimp Flaco ), Teo anda con ganas y nervioso. “Me gusta más componer que actuar”, acepta. De hecho, su vínculo con la música arrancó recién a finales de 2014, y su pasado está vinculado al grafiti, el primer arte que lo cautivó y en lo que se considera bueno. “El grafiti es un arte desagradecido porque sólo pierdes dinero y te metes en problemas”, comenta. No obstante, la música se convirtió en su medio de vida y lo que realmente le permitió crecer. “Es ahí como me comunico mejor”, desliza. Y va completamente de frente: “Yo aprendí a cantar arriba del escenario, no sabía lo que estaba haciendo”.

 

Después de superar una fuerte depresión, Kinder Malo se propuso oxigenarse. “Como alguna vez dijo el Pity: me duele la vida.” Y busca que este movimiento le traiga nuevos desafíos. “Ya me pasó esto y con mi hermano nos fuimos a vivir a dos montañas diferentes”, apunta. Kinder Malo y Pimp Flaco representan la primera gran revolución del trap en español. En una usina de la que también participaron Pxxr Gvng y P.A.W.N. Gang, la dupla constituyó la avanzada de un género que alcanzó su pico más alto con Bad Bunny –“Le mandé un mensaje por Instagram diciéndole que era el gran responsable del salto del trap, pero no creo que lo lea”, baja Kinder Malo– y la mismísima Rosalía. En tanto, antes hubo épocas con beef y unos pocos views que asomaban lentos pero firmes: “De hecho, soy consciente de que el beef entre Pimp Flaco y Yung Beef hizo explotar todo. Yo no entré tanto pero sé que a la gente le gusta un poco el salseo”.

Kinder Malo asegura haber sido pobre toda su vida, pero tampoco se erige como un enemigo del dinero: dice que “ojalá fuera rico” pero también que no gasta 500 euros en unos zapatos “porque no todo es ahora”. En su pierna izquierda, un tatuaje de Alfonsina Storni augura cierta simpatía por nuestro país. También lee mucho al uruguayo Mario Benedetti.

De movida, Kinder Malo se presenta como una anomalía: no se pone un casete para responder, hace pausas, reflexiona y escupe algunas verdades. De la mayoría de los temas maneja alguna opinión revulsiva –ciencia, política, arte– y la vida de rockstar le resulta un poco ajena. Tampoco consume drogas ni habla de “putas y alcohol”, algunos de los tópicos habituales del género que domina. “Me interesa tener la nevera llena y desde que, junto a mi hermano, le compramos un departamento a mi madre, siento que todo lo que vino a partir de ahí fue completamente gratis.”

Siendo vos un pionero, ¿por qué pensás que explotó el trap?

--Los raperos de antes metían mil códigos, y nosotros hablamos muy transparentes. Eso hizo que la gente se sintiera identificada. No digo que no metamos códigos, pero son más sencillos. Como alguno que referencia al animé Death Note, por ejemplo. El rapero no se sale de ahí. Y el trap es rap, pero lo bueno es que se permite ir hacia otros lugares. Rosalía mezcló el trap con el flamenco. O mi hermano, con su banda Cupido, hizo una cosa diferente. Es bueno salirte cuando quieras. Creo que cuando el trap realmente explote irá hacia todos lados.

* Kinder Malo se presentará este domingo 8 en Palermo Club, Jorge Luis Borges 2454. La fecha arranca a las 19 con créditos locales como Kaktov, Muere Joven y Dillom.