El papa concluyó su visita a Mozambique (foto) con una misa ante 60.000 personas en las que denunció la corrupción en los países más pobres y pidió reconciliación porque ningún país puede basarse en la ley del "ojo por ojo". En esta misa  bajo la lluvia en el estadio de Zimpeto, recordó el pasado de violencia en el país y mencionó uno de los grandes problemas en algunas naciones de África: la corrupción. Denunció que "pareciera que quienes se acercan bajo el supuesto deseo de ayudar, tienen otros intereses". Condenó la corrupción al afirmar que "es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper" y "que es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar". Desde su independencia del dominio portugués, Mozambique vivió una guerra fratricida que causó un millón de muertos y cuatro millones de desplazados y que concluyó con un acuerdo de paz firmado en Roma, con la mediación de la Iglesia católica, en 1992.