Silvia Bleichmar, siguiendo los análisis sociológicos de Herbert Marcuse, acuñó este concepto, el malestar sobrante. Esto explica que las múltiples represiones que impone la sociedad capitalista a través de sus diversos mecanismos y dispositivos impone un plus de represión que obtura el desarrollo de proyectos vitales.

La cada vez mayor desigualdad económica, el incremento exponencial de la exclusión social, produce múltiples sufrimientos. A la par también se acrecienta la violencia institucional, se castiga de modo brutal a las mujeres y hombres pobres y empobrecidos. En su dinámica, el capital va depredando vidas.

Señala S. Bleichmar: "El malestar sobrante está dado, básicamente, por el hecho de que la profunda mutación histórica sufrida en los últimos años deja a cada sujeto despojado de su proyecto trascendente que posibilite, de algún modo, avizorar modos de disminución del malestar reinante".

En el presente resulta muy difícil una perspectiva de futuro que no sea un sombrío panorama de miserias materiales y morales.

Las cifras de personas carecientes de alimentos, vivienda y sanidad son vergonzantes. Esto no es casual, es parte del plan en marcha.

No hay salidas individuales, ni siquiera son atajos, sino aislamiento en la multitud. Lo que cabe es construir y potenciar espacios de resistencia colectiva y solidaridad. Nos aguardan tiempos difíciles y múltiples desafíos.

Como planteaba con acierto Durruti: nunca renunciaremos a la lucha anticapitalista.

Carlos A. Solero