Durante los días 27 al 32 de mayo de 2019 se desarrolló la audiencia de juicio oral y público por un homicidio en ocasión de robo de un comerciante de Bahía Blanca, Ramiro Barragán. Vannini defendía a Juan Manuel Ortiz, acusado de disparar contra Barragán y matarlo durante un robo. En esta entrevista cuenta por qué su condición de género la expuso a agresiones y cómo actuaron (o no) quienes tendrían que haberlo impedido.
--Se sintió agredida por su condición de mujer en el marco de una audiencia. ¿Puede explicar por qué considera que su condición de mujer influyó?
--Durante los cinco días de juicio recibí agravios constantes por parte de la familia de la víctima, y el último día de juicio, luego de desarrollados los alegatos, la madre y el hermano de la víctima comenzaron a gritarme. A uno de los hermanos de la víctima tuvieron que contenerlo entre los pocos policías que había en la sala de juicio porque quería pegarme. Claramente los agravios se dirigieron a mí por mi condición de mujer, no sólo por lo que me gritaban (¿vos sos madre?, ¿quién te mantiene?) sino también porque había otro acusado por el delito, defendido por un hombre, al que no le hicieron ningún reclamo y tampoco fue objeto de agresiones. Además, las opiniones de mis propios compañeros de trabajo se dividieron: muchos me culparon a mí por las agresiones, al mejor estilo “si te pusiste la pollera corta te van a violar"; otros, los menos, me apoyaron.
--¿Se podría haber hecho algo para frenar y/o prevenir las agresiones?
--Sí, se podría haber evitado, en primer lugar haciendo el juicio a puertas cerradas, sin público ni prensa o advirtiendo al público presente que las partes estamos haciendo nuestro trabajo y sin defensa no hay sentencia legítima ni justa. El presidente del Tribunal es quien tiene las facultades para decidir estas cuestiones y es el responsable de que la audiencia se realice en las más absoluta tranquilidad. A pesar de la experiencia violenta vivida en el último día de juicio, la lectura de la sentencia (a la que no concurrí por no estar garantizadas las condiciones de seguridad) se hizo pública, con prensa y amigos y familiares de la víctima. La madre y las hermanas de la víctima, a pesar de haber escuchado la severísima pena impuesta a los acusados, se dirigieron a mí (por intermedio de la prensa) de una manera muy violenta, diciéndome que yo era tan asesina como el condenado. Los jueces del Tribunal Criminal N°1 no hicieron nada frente a esta situación. Y el fiscal, también un hombre, no contuvo a la familia tampoco.
--Más allá de las agresiones, ¿se dan otras situaciones de discriminación o dificultades en la carrera judicial?
--Las mujeres ocupamos en el Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires un lugar bastante postergado. Si bien existen mujeres juezas, fiscales y defensoras, en los cargos más altos... La Cámara de Apelaciones y Garantías de Bahía Blanca la integran seis hombres, en el Tribunal de Casación de la provincia de Buenos Aires no hay ninguna mujer y en la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires hay una sola mujer. La situación no se modificó en los últimos años. Para que la situación de las mujeres mejore debería legislarse al respecto estableciendo cupos obligatorios. También debería dictarse un protocolo (como existe en la Defensoría General de la Nación) para proceder en aquellos casos donde una mujer es víctima de violencia de género en el ámbito laboral y mejorar la seguridad en los tribunales y audiencias de juicio. Las audiencias son inseguras para todos, pero más para las mujeres.