Desde Brasilia
Información y propaganda en torno a una cirugía de Estado. El general Otavio Rego Barros, vocero del gobierno, informó poco antes de las trece de este domingo sobre la finalización de la operación a la que fue sometido Jair Bolsonaro para "corregir" una hernia en la herida causada por una puñalada.
El 6 de septiembre del año pasado, un mes antes de las elecciones, el entonces candidato fue atacado por un hombre con problemas psiquiátricos – según laudo judicial-, sin antecedentes penales graves, que portaba una cuchilla de uso doméstico.
Bolsonaro permaneció cinco horas y cinco minutos hoy en el quirófano reportó el médico Antonio Luiz Macedo, que días atrás había previsto que la cirugía no iba a prolongarse por más de dos horas.
La operación, la cuarta en los últimos doce meses, se realizó en el hospital Vila Nova Star de San Pablo convertido en centro de operaciones del Clan Bolsonaro, formado por el paciente y sus tres hijos: el diputado y candidato a la embajada en Washington Eduardo Bolsonaro, el senador Flavio (vinculado a las milicias paramilitares) y el concejal de Rio de Janeiro, Carlos. Este último fue el responsable de la campaña de información sucia que tan buen resultado dio en 2018 a su padre, candidato del Partido Social Liberal (PSL), que se impuso en el ballottage a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), y apadrinado de Luiz Inácio Lula da Silva .
Durante la conferencia de prensa en el centro médico de la elegante zona sur paulistana se anunció que a partir de este domingo el general retirado y vicepresidente Hamilton Mourao quedará a cargo del Poder Ejecutivo. Lo cual seguramente no fue del agrado de Carlos Bolsonaro que en ese momento se encontraba junto a la sala de terapia intensiva.
Ambos, el general y el hijo presidencial, disputan una guerra sorda que amanaza hacer desangrar al régimen. De un lado los generales con su proyecto de poder e intereses corporativos y del otro el Clan Bolsonaro, recostado en las "milicias" paramilitares y las iglesias evangélicas, entre otros grupos de interés.
En la cirugía anterior, ocurrida hace siete meses, ese duelo Mourao-Carlos Bolsonaro fue casi tan noticiado como la evolución del cuadro de salud del paciente. Mourao fue definido como un "traidor" implicado en una "conspiración" y hasta como un vanidoso que se tiñe el pelo ( esto fue dicho por el gurú de los bolsonaristas, el escritor Olavo de Carvalho).
A partir de este lunes Mourao posiblemente utilizará nuevamente vidriera del cargo interino para mostrarse como la cara racional del gobierno. En su agenda aparece una reunión con empresarios chinos y brasileños en la que podrá exhibir su apertura hacia Beijing, como contratacara de la posición su jefe.
Mientras el capitán retirado Bolsonaro no duda en quedar del lado de Donald Trump en la guerra comercial entre China-EEUU, Mourao optó por la "neutralidad" y hasta se encontró con ejecutivos de la gigante china de la tecnología de las comunicaciones Huawei.
Trascendió que en los próximos días el vicepresidente evitará hacer declaraciones explícitas contra el mandatario con quien habría firmado una tregua. Habrá que aguardar para confirmar esa especie.
Por las dudas el mandatario - siempre desconfiado de su número dos - reasumirá el jueves, aún antes de recibir el alta, y ya fue contratada una sala en la clínica para realizar reuniones de gabinete.
Cada cirugía una de las cuatro cirugías ha dado lugar a campañas de propaganda: las dos primeras, en septiembre de 2018, tuvieron a un pastor evangélico en el hospital rezando por la vida del hombre escogido por Dios para salvar a Brasil del comunismo. La foto del candidato en el hospital haciendo el saludo con los dedos pulgares ( ya no con forma de revólver como lo hizo en los actos) contribuyeron a humanizar su imagen para así ganar votos de electores de derecha indecisos.
Dentro de esa misma manipulación se puede mencionar que el médico Antonio Luiz Macedo le prohibió participar en todos los debates con los otros candidatos aunque lo autorizó a dar entrevistas concesivas a la cadena de TV Record, del magnate neopentecostal Edir Macedo.
Finalmente, antes de la operación de este domingo, Bolsonaro se ocupó en persona de divulgarla dentro de una estrategia para recuperar la popularidad que dilapidó en sólo ocho meses de gobierno, hasta caer al 29 por ciento de imagen positiva.
En sucesivas declaraciones realizadas desde el miércoles pasado mezcló frases religiosas con la cirugía del 8 de septiembre y la convocatoria "patriótica" y en defensa de la "soberanía" al desfile militar del 7 de septiembre en el centro de Brasilia.
Los mismos colores verde y amarillo utilizados en los actos proselitistas de 2018 volvieron a verse en las camisetas de decenas de personas que fueron el sábado hasta la residencia oficial, el Palacio de Alvorada, a despedir al presidente antes de viajar a San Pablo con gritos como "Mito", "Cuídate" y "Viva Brasil".
La duda de Lula
Para Luiz Inácio Lula da Silva todo el relato del cuchillo casero que hirió al candidato y terminó de contaminar una campaña rara está bajo sospecha.
Desde la mirada del ex presidente preso en Curitiba con el correr de los meses se ha revelado una serie de montajes realizados para engañar a los electores y luego, ya en el gobierno, para narrar una realidad paralela a partir de fake news. El fraude es intrínseco al bolsonarismo, sostiene.
Durante una entrevista dada a la BBC en agosto Lula declaró " ¿ usted me permite el derecho a la duda? . Vea yo tengo mis sospechas" sobre el atentado.
El veterano político que disputó cinco elecciones no es el único que tiene sospechas ya sea sobre la existencia de la puñalada, ya sea de su verdadera gravedad, o de la necesidad de que el candidato sea impedido de ir a los debates.
El Congreso considera aconsejable averiguar lo ocurrido en la campaña, para lo cual creió una Comisión Bicameral de las Fake News, que tendrá como relatora a la diputada opositora Lídice da Mata. "Vamos a tener mucho trabajo, uno sabe como empieza una comisión pero no sabe como termina. ¿ Si hay riesgo de que esto lleve a un impeachment del presidente? No sé, tenemos tres meses para investigar, después le reponderé", sostuvo Da Mata.