En el bosque tropical seco más grande del mundo, la llamada Chiquitania, no solo hay incendios. Por esa región al sudeste de Bolivia se discute una política ambiental que tiene al presidente Evo Morales en un extremo y a la oposición en el otro. La zona es una especie de colchón entre el Gran Chaco y la Amazonia. En ese páramo donde ya se han quemado casi 1.100.000 hectáreas, hay pases de factura hacia el gobierno, pero también un territorio fértil para ostensibles campañas mediáticas contra el líder del MAS. Lo que no consiguen por ahora los sondeos electorales - desbancar a Morales – se intenta lograrlo por la vía del descrédito. Incluso bajo el argumento de que el mandatario boliviano y su vecino, Jair Bolsonaro, tienen casi la misma responsabilidad ante la catástrofe que se está produciendo. Por lo pronto, si los gestos tienen un peso simbólico, la cumbre por la Amazonia que se realizó el viernes en Leticia, Colombia, tuvo un gran ausente: el militar ultraderechista. Evo, en cambio, se hizo presente. No cayó bien la decisión del brasileño, cuyo país tiene la mayor superficie comprometida en los siniestros: 4.776.980 kilómetros cuadrados del Amazonas.
La oposición al presidente boliviano se montó en la última semana sobre informes periodísticos críticos a su gestión de los incendios, que ya produjeron un muerto. Una nota titulada “Asesino de la naturaleza: Evo Morales culpado mientras Bolivia lucha contra devastadores incendios” del cronista británico Dan Collyns, para The Guardian, generó gran revuelo. En su extenso informe señaló: “Decenas de bomberos voluntarios que habían venido de ciudades de Bolivia se quejaron de que habían recibido poco apoyo del gobierno”.
Aunque distintos focos todavía no fueron apagados, La Paz destinó varios recursos a la región arrasada. El último de ellos fue la incorporación de un gigantesco avión ruso II-76 a la lucha contra el fuego en la Chiquitania. Su llegada estaba prevista para ayer y se quedaría durante un mes. La agencia Sputnik informó que el gobierno boliviano solo pagaría por él los costos de su mantenimiento. La nave se sumará a otras veinte y a unas 7.000 personas entre voluntarios y especialistas. Hasta ahora Morales también había echado mano al Supertanker Boeing 747-700 que le alquiló a Estados Unidos. Es el avión cisterna más grande del mundo con capacidad para cargar 74 mil litros de agua y retardantes. La Argentina aportó un grupo de efectivos militares.
Al miércoles pasado, había 753 focos de incendio de distinta magnitud en la región de la Chiquitania, concentrados en las localidades de Concepción y San Ignacio de Velasco. La información la brindó el comandante de las fuerzas armadas bolivianas, Williams Kaliman, quien da los partes diarios sobre el tema. A su vez, el ministro de Comunicación, Manuel Canelas, respondió a los cuestionamientos contra la negativa del gobierno a declarar la emergencia ambiental. Dijo que el estado “no está desbordado” por los hechos y que no lo hacía porque el gobierno viene respondiendo a la situación. A Evo los ambientalistas le recuerdan que en julio último firmó el decreto supremo 3973, que autorizó en los departamentos de Santa Cruz y Beni, el desmonte y quema de bosques para habilitar las tierras en actividades agropecuarias.
Como fuere, así como Morales recibió ataques de la oposición o de ambientalistas cercanos a ella, también tiene fuertes respaldos en el exterior. El periodista Wyatt Reed, en una investigación publicada en inglés en el sitio The Grayzone, denunció operaciones políticas financiadas por instituciones de Estados Unidos. Informó que provocarán inestabilidad en el Estado plurinacional bajo el argumento de un presunto descontrol ante los incendios en la Chiquitania. Señaló particularmente a la boliviana Jhanisse Vaca Daza como artífice de la campaña contra Evo, a la que llamó “una agente de los intereses de EEUU en Bolivia. Fue a la Universidad Estatal de Kent en Ohio, donde su tesis se centró en ‘Regímenes autoritarios en Sudamérica’, y posteriormente completó programas académicos en Gran Bretaña y Chile. Daza también estudió en la élite de la Harvard Kennedy School”.
Reed además aportó el dato de que Vaca Daza mantiene vínculos “con organizaciones golpistas de EE.UU como HRF (que organizó las protestas en Hong Kong contra el gobierno chino), la Harvard/CANVAS que patrocinó sus estudios (la misma organización que apadrinó a Leopoldo López y su intento de golpe en Venezuela)”. El periodista concluye en su artículo que “la máquina del cambio de régimen está cambiando de marcha y haciendo la absurda afirmación de que Bolivia tiene la mayor parte de la responsabilidad por los incendios en la Amazonía”.
Los candidatos opositores que intentan terminar con el período de hegemonía de Evo en el gobierno están hoy lejos de lograrlo. El ex mandatario Carlos Mesa, quien lidera Comunidad Ciudadana (CC), sigue bajando en las encuestas que lo distancian cada vez más del presidente. Hasta fue criticado por politizar el desastre ambiental en la Chiquitania cuando se tomó fotografías en zonas incendiadas del departamento de Roboré, Santa Cruz, en agosto pasado. Oscar Ortiz, el tercero en las encuestas, está muy lejos aunque levantó su porcentaje de potenciales votantes.
El 54 por ciento de los bolivianos tiene una imagen positiva de Morales, según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Apoya sus políticas de nacionalización de sectores estratégicos en un porcentaje similar al anterior. Incluso quienes no votarían su reelección creen que ganará los comicios del 20 de octubre. Sus trece años de mandato, lejos de horadar su credibilidad y popularidad, han consolidado su reputación de hacedor y gobernante a prueba de incendios.