La gratuidad de la educación superior cumple 70 años en la Argentina y el Consejo Interuniversitario Nacional lo celebró con un foro internacional, donde los expositores destacaron los nuevos desafíos que afrontan las universidades para garantizar la permanencia y el egreso de los estudiantes. Una de las principales conclusiones fue que el mero hecho de que estudiar sea gratis es insuficiente y que es necesario desarrollar otras instancias. "La gratuidad por sí sola no basta, pero para empezar está bien como puerta de acceso", dijo Francesc Pedró, director del Instituto para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc-Unesco).
En la apertura del encuentro, Jaime Perczyk, presidente del CIN y rector de la Universidad de Hurlingham, dijo que la decisión política de establecer la gratuidad universitaria en 1949 se sumó a los valores de cogobierno, libertad de cátedra y autonomía establecidos por la Reforma de 1918, "por lo que se establece a partir de allí una movilidad social ascendente".
Luego, en su intervención, Francesc Pedró aseguró que la gratuidad universitaria está instalada en alrededor del 40 por ciento del mundo y detalló los argumentos de quienes se pronuncian a favor y en contra de ella a nivel internacional. Las razones a favor se apoyan, fundamentalmente, en argumentos políticos: "La educación superior es ante todo un bien público con múltiples beneficios y externalidades. Además, la gratuidad es un buen mecanismo de promoción de la igualdad de oportunidades en el acceso a la educacion superior", dijo. En cambio, las voces en contra se apoyan en una racionalidad económica: "Son cada más las voces que nos recuerdan que hay que oponerse a la gratuidad porque genera ineficiencias y reduce la productividad del sistema. Otro argumento conocido señala que los principales beneficios son para el individuo y no para el conjunto de la sociedad. Asimismo, se piensa también que la gratuidad favorece a los estratos sociales que no la necesitan".
Ante este escenario, Pedró señaló que para la Unesco "la gratuidad es un mecanismo que nos recuerda que la educación superior no debería guardar ninguna diferencia con otro nivel educativo, con la primaria o secundaria, ya que debe ser considerado un derecho universal".
Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), coincidió en que "la gratuidad ha dado casi todo de sí, y ahora tenemos que agregar otros ingredientes como el ingreso irrestricto, la expansión territorial de las universidades y el desarrollo de universidades en grandes centros urbanos", así como "becas dignas en cantidad y monto, desarrollo del sistema de educación virtual y mejor implementación de la formación técnica profesional".
Francisco Tamarit, ex rector de la Universidad Nacional de Córdoba, se refirió al debate de si la la educación superior debe ser un derecho o una mercancía. "¿Tiene que ser la Unesco quien regula y promueve la eduacion superior a nivel internacional o tiene que ser la Organización Mundial del Comercio?", se preguntó. "Mientras nosotros debatimos que para nosotros la educación es un derecho, un bien social y una responsabilidad de los Estados, la mercantilización en la educación avanza a pesar de nuestros reclamos y de nuestros deseos", indicó Tamarit y advirtió: "Ahí en América Latina donde se permite la universidad con lucro, acaba transformándose el sentido mismo de la educación superior".
El rector de la Universidad Nacional de Río Negro, Juan Carlos Del Bello, explicó el estado de la gratuidad en cuatro países de la región: Chile, Brasil, Argentina y Uruguay. Para los casos brasileño y chileno, señaló que existe una "gratuidad selectiva, es decir limitada. Tienen políticas selectivas de admisión, tienen un examen para ingresar a la universidad". En cambio, la Argentina tiene un "acceso gratuito con limitadas restricciones en el sector estatal porque depende de la autonomía de cada institución". En ese sentido, explicó que las universidades establecen distintos mecanismos de ingreso. "No puedo afirmar contundentemente que estamos en un sistema de ingreso directo", señaló.
Del caso argentino el rector destacó además la expansión de las instituciones universitarias a razón de una por provincia y la creación de universidades en el conurbano bonaerense.
El caso uruguayo es parecido al argentino: "Tienen acceso gratuito, sin restricción en el sector público, con baja diversificación institucional", remarcó. "En los cuatro países el acceso al nivel superior está a su vez mediado por la eficacia de la escuela media en términos de lograr que sus estudiantes la complenten exitosamente", señaló.
Para la vicepresidenta del CIN y rectora de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) Delfina Veiravé, "el desarrollo de la educación superior en la última década y media marca algunos procesos comunes en la región como expansión institucional, crecimiento de la matrícula, la diversificación del sistema, internacionalización, entre otros. Pero también se observan diversidades poco comparables, como el desarrollo de políticas que en algunos países han fortalecido el espacio público y en otros han ayudado al crecimiento de una expansión más guiada al sector privado y mercantil".
"Por eso la relación entre expansión en educación superior y la disminución de las desigualdades no siempre es directa", subrayó. En ese sentido, dijo, "la expansión de la matrícula no resulta suficiente para reducir las desigualdades y las discriminaciones sociales". También apuntó a la multiculturalidad como un objetivo que deben alcanzar las universidades para avanzar en la inclusión social. "En Argentina -remarcó- todavía tenemos mucho que caminar en el reconocimiento de las comunidades indígenas."