La cosa es así. Para decidir de una vez quién es mejor de los dos, Ed Sheeran reta al desconocido a un desafío. Tienen media hora para componer un tema nuevo. Durante esa media hora cada uno irá a su camarín, se encerrará, saldrá y lo tocará. Los miembros de un público de amigos que hay en ese momento en el estudio elegirán, y el ganador será el nuevo Master of the World. Sheeran canta un lindo tema (pero bué, como todos sus temas), termina, sonríe y el otro, el cantante anónimo que se hizo estrella instantánea con una serie ininterrumpida de temazos, se sienta al piano. Toca los primeros acordes, canta algo sobre un camino largo y sinuoso y a todos se les cae la mandíbula. Termina y Sheeran anuncia lo q está a la vista: q no hace falta ningún concurso, que el ganador indiscutible es Jack Malik, gracias a su tema “The Long and Winding Road”.
Yesterday es lo que se llama “película de concepto”. Una de esas que funcionan a partir de un concepto fuerte y original. Por algún motivo que no queda muy claro (el concepto es fuerte y original, pero no riguroso), de pronto toda la humanidad olvida, o desconoce a… bueno, a cierto grupo sin el cual el siglo XX poco menos que no hubiera existido (el cronista se esfuerza por no espoilear, pero no hay forma de evitarlo). Por algún otro motivo que tampoco queda muy claro (¿un pequeño accidente sufrido durante un apagón planetario?), Jack Malik (Himesh Patel), cantautor que suele presentarse con su guitarrita y nada más, sigue recordando como si nada a aquellos cuatro músicos británicos. A las canciones de Malik nadie les da bolilla, y ahora tiene la posibilidad de cantar algunos de los mayores temazos de la historia de la música pop, haciéndolos pasar por propios. ¿Quién podría negarse?
Escrita por Richard Curtis (Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill, El diario de Bridget Jones), Yesterday parece descubrir a mitad de camino que el concepto que la anima no llega muy lejos, por lo cual se reconvierte como fábula de-hombre-bueno-metido-dentro-de-la-picadora-de-carne. Una fábula vieja como el mundo (como el mundo desde que existe el capitalismo, al menos), que tampoco va a ninguna parte, porque todos ya sabemos dónde va. Lo que queda es el no tan largo ni sinuoso camino que lleva hasta los créditos finales, y que cuenta con una estrella invitada (Sheeran) para compensar un poco la falta de estrellas, pero cuya mayor fortaleza son justamente las no-estrellas centrales. Actor de televisión hasta ahora, Patel canta lindo y expresa inmejorablemente a este renegado de la ambición capitalista, cuya impasibilidad naïf recuerda al Mr. Chance de Desde el jardín (¡que también era una película de concepto!). Tan ingenua como él, Lily James es su chica perfecta. Y la del alma adolescente de más de un espectador, seguramente. Dirige Danny Boyle, pero si hubiera sido John Smith hubiera sido igual.