El expresidente brasileño Lula da Silva, preso en Curitiba por una causa sin pruebas concretas brindó una entrevista exclusiva a Página/12 en la que detalló cómo son sus días en el penal en el que está recluido desde el 7 de abril. Contó que sus horas las pasa leyendo y siguiendo de cerca los debates latentes en Brasil de los que participa el Partido de los Trabajadores o la Central Única de los Trabajadores (CUT), pero su mente está enfocada en el futuro, en el momento en que lo liberen.
“Quiero que sepas algo, una cosa antes: estoy saliendo con alguien y quiero casarme cuando salga de acá”, detalló en diálogo con Nicolás Trotta y Gisela Mariziotta en el primer intercambio con un medio argentino desde su encarcelamiento. Lula podría salir de la cárcel antes de fin de año porque tras la reducción de su condena a ocho años del Supremo Tribunal de Justicia en abril, podrá pedir este mes que le dicten prisión domicilaria o solicitar un régimen semiabierto, una vez que haya cumplido un sexto de su pena.
Lula relató que está viviendo “tal vez mejor que Pepe Mujica cuando estaba en la celda solitaria en Uruguay”, en “una celda solitaria” en la que recibe a los abogados todos los días y “a la familia que viene” una vez por semana, en referencia a su hermano y a sus hijos.
“Aunque no esté presente, participo de las reuniones que pasan en todo Brasil, en las que participa el PT, en las que la CUT participa”, aclaró el exmandatario sobre el seguimiento constante de las discusiones políticas del país. “Recibo un pendrive y veo la reunión”, relató y agregó: “Veo mucho debate, leo más de lo que ya leí en toda mi vida”.
Al sentar su postura política sobre la situación actual, el líder del PT comparó al menemismo argentino con el modelo de país que se instaló en los últimos años en Brasil, primero con Michel Temer (el exvicepresidente que fue funcional al golpe parlamentario contra Dilma Rousseff) y luego con el ultraderechista Jair Bolsonaro. “Acá en Brasil, el proceso de privatización es peor de lo que Menem hizo en Argentina. Estas personas no están gobernando Brasil, están vendiendo Brasil”, amplió.
El expresidente luego trasladó esa visión al resto del continente, donde en los últimos días triunfaron los gobiernos conservadores, e incluso más allá para explicar la geopolítica actual. “Es el odio contra América del Sur, odio contra América Latina, odio contra África y lamerles las botas al gobierno norteamericano “