Que alguien devuelva a este plano al gran Roberto Fontanarrosa para que narre, como solo él sabía hacerlo, la pirueta más impensada y apasionante que dio la novela del fútbol argentino en este pobre 2019. Porque ahí está Diego de nuevo , después de todo; y hablando de Maradona ese todo significa TODO: de la revolución, de la gloria, del derrape, del escándalo, de la resurrección. Ahí va con su porte breve y macizo, las piernas arqueadas por el peso de los años y ese pecho de mil impactos inflado como nunca, avanzando con parsimonia impuesta sobre el césped de la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, mientras desde las tribunas repletas cae el grito de su nombre moldeado con huellas de emoción, felicidad casi incrédula y una evidente necesidad de desahogo. Es una postal surrealista, la primera fricción de un maridaje de historias que hasta hace un par de semanas no daba ni para la fantasía twittera y que hoy, acá, mientras el Bosque de La Plata entra en combustión frente a la figura siempre magnética del 10, todo parece cobrar una lógica natural, como si este encuentro de universos ya estuviera escrito por quién sabe quién –¿Negro, fuiste vos?–, y sólo debía de suceder.
“Esto es un sueño”, dice Diego Darrigrán, alias Koyi
, músico de La Plata e hincha del Lobo; solo uno de los tantos fanáticos que la semana pasada hicieron cola en la sede del club para asociarse (o regularizar su situación) y que un par de días después vieron cómo Maradona irrumpía en el estadio Juan Carmelo Zerillo para inyectar de un optimismo mágico a ese equipo deslucido en plena batalla contra el descenso. “No soy un mago, hay que trabajar. A mí me gusta trabajar. Hay que ser inteligentes para ganar los partidos, y los vamos a ganar”, dijo el Diego en el centro del campo, con una pelota bajo el brazo, rodeado de sus nuevos jugadores, que lo miraban con gestos de fascinación, víctimas de ese efecto de fanatismo hiperventilado que emite su figura sobre cualquier amante del fútbol. “Yo lo viví en carne propia: cuando el chabón agarró el micrófono y se emocionó, yo también me emocioné... Te quebrás, no hay otra”, dice Koyi, todavía conmovido. “Verlo ahí pisando la cancha es una inyección de arenga, una motivación tremenda, no me quiero imaginar para los jugadores. Lo anímico ya lo tenemos cubierto.”
Esta nueva diegomanía, a 24 años de su experiencia en el banco de Racing, encuentra a Maradona ingresando en la historia grande de una de las rarezas del fútbol argentino: el club más longevo del país (fue fundado en 1887), dueño de una historia de proezas frustradas y de una mística centrada en el peso de su gente, en la fidelidad de su hinchada, esa que llegó a provocar un movimiento sísmico en la ciudad tras un gol de Perdomo en 1992 contra su clásico rival, Estudiantes de La Plata. Que ahora Juan Sebastián Verón esté al frente de la institución vecina implica que ambos, Diego y Gimnasia, tengan un enemigo en común, y debe haber resultado un estímulo extra para aceptar el desafío. Los disparos de Maradona contra Verón en Instagram, poco antes de firmar, suman a la hipótesis.
“Ahora me parece hasta lógico el encuentro entre Diego y Gimnasia: tienen en común un origen humilde, una representación en empatía con las clases populares... Aunque la verdad es que en su historia y en su desarrollo el Diego tiene toda la gloria y toda esa construcción de héroe, y Gimnasia es un antihéroe dentro del fútbol”, dice Lucas Finocchi, cantante y guitarrista de Monstruo! “Su llegada nos dio un momento de alegría que hacía mucho que estábamos esperando. Es una especie de refundación la que estamos viviendo los triperos, es algo muy hermoso.”
El músico y productor Shaman Herrera también es hincha del Lobo y fue vecino del Bosque hasta que hace dos años se mudó a otro bosque en Epuyén. “Más allá de los resultados futbolísticos creo que Diego ha salvado a Gimnasia desde lo económico y desde lo emotivo. Me dio la sensación de que él se sintió salvado por esta oportunidad de volver a dirigir en el fútbol argentino. Amo a Gimnasia y amo a Diego, ahora mucho más que antes”, dice Shaman.
Pero la realidad deportiva demuestra un panorama crítico para Gimnasia, más allá del enorme flujo de información vacua que genera la presencia de Maradona en Argentina y del gran impulso económico que significó para la institución, con más de 3000 nuevos socios en solo 72 horas y las camisetas oficiales del 10 saliendo como patys de cancha a 3500 pesos para socios y 4000 para no socios. Hasta este domingo, cuando Diego debute en el Bosque frente a Racing, el Lobo estará ocupando el último lugar de la tabla de promedios con un global de 57 puntos, 11 menos que Colón de Santa Fe y Banfield. Es un panorama oscuro en medio de uno de las alegrías más grandes que ha experimentado el club. “Este es un fin de año soñado para todos: con los resultados electorales que se dieron y sumándolo a Diego, se peronizó cien por ciento la ciudad”, dice Boya Rulli, cantante de Crema del Cielo .
“Estamos en un momento re difícil y a cualquier técnico le iba a costar no descender, fuera Maradona o Guardiola, así que tampoco se le puede exigir mucho”, suma Finocchi, con cautela. “Es como si hubiésemos existido todo este tiempo para llegar a este momento, que todo este calvario de subcampeonatos y descensos haya servido para que llegue esta hora de Maradona en el Lobo.”