Un cepo cambiario demasiado generoso, grises en su reglamentación aprovechados por ahorristas para hacer una diferencia y un tardío ajuste en los controles derivaron en el rápido ascenso de la brecha entre la cotización oficial del dólar y los distintos precios para la variante informal. Esa diferencia, que alcanza a los quince pesos entre ambos valores, le suma tensión a la demanda de dólares, a la cotización y, por ende, a los precios internos. Analistas consultados por Página/12 sostienen que los controles anunciados esta semana para frenar el rulo podrían ser eficaces, pero llegan tarde. El daño en las reservas podría haberse evitado y hoy se requiere endurecer más las medidas. “No hay un retraso del dólar. Un precio en torno a los 60 pesos es el promedio del 2003 y 2011. El problema es que hay una gran desconfianza con la postura inactiva que tiene el Presidente frente al tema inflacionario”, aseguró a este diario el ex titular del Banco Central Alejandro Vanoli.
Otro interrogante que se plantean inversores es si el gobierno podrá, sin el desembolso del Fondo Monetario, pagar el vencimiento del bono de política monetaria, un engendro que creó el ex secretario de Finanzas Luis Caputo. Se trata de un bono que podía adquirirse tanto en pesos como en dólares y que se ajusta por la tasa de interés de la Letra de Liquidez (que hoy rinde casi 86 por ciento anual). Es decir, aplicó una tasa de interés de una letra a siete días a un bono a dos años. Vence en 2020. El 90 por ciento de los tenedores es no residente. Los inversores anticipan un “reperfilamiento” de este bono, ya que habrá que desembolsar el equivalente a 410 millones de dólares que podrían irse a la divisa.
El default de la deuda de corto plazo (distintos tipos de letras) es el antecedente más cercano que sustenta ese temor. Según explicaron fuentes del sector financiero, algunas sociedades de Bolsa estaban ofreciendo a clientes que fueron perjudicados en sus fondos comunes de inversión por el reperfilamiento la posibilidad de hacer el rulo como “compensación”. “En el gobierno se enteraron que ya había lista con prestanombres para hacer la operación”, explicó un operador de la city. Esto explicó los precios que existían dentro del segmento informal.
“Hasta el jueves se exhibía una brecha importante entre el precio del contado con liquidación y el dólar bolsa, porque lo que se privilegiaba era ganar en pesos con el diferencial de precios de los bonos más que dolarizarse. Por eso el dólar bolsa estaba más bajo que el contado con liqui”, explicó a este diario Germán Miño, especialista en finanzas del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). “El jueves hubo 70.000 operaciones y todas de contado inmediato. Se necesitaba alguna regulación para frenar este rulo”, agrega el miembro del CEPA, para quien el problema se origina por un techo alto para acceder a la compra de divisas, que permite aprovechar los grises en la regulación. “Si pones restricciones de 10.000 dólares, se genera un mercado financiero en torno a esos 10.000 dólares”, agregó Miño.
“Están replicando todo lo que hicimos”, lanza Vanoli. Durante la corrida de 2008, en pleno lockout ruralista, la CNV (a cargo de él) había dispuesto un plazo de 72 horas junto con el Banco Central (a cargo de Martín Redrado) para “introducir un poco de riesgo para que el contado con liqui no sea una apuesta fácil”, según recuerda Vanoli. “Esto que anunciaron algo para. Si no tuvieses estas restricciones, la fuga sería mucho mayor. El tema es cuál va a ser el nivel de reservas netas que van a quedar, porque la sangría por pago de deuda, la intervención en el mercado de cambios y la caída de depósitos continúan”, se preguntó el titular de la consultora Synthesis.
En el equipo de Alberto Fernández ya hacen cuentas de con cuantas reservas van a encontrarse en diciembre. A un ritmo de 300 millones de caída diaria promedio de las reservas, todo parecería indicar que se necesita endurecer los controles y tapar todos canales alternativos de fuga para los dólares del Central no desaparezcan. Paradójicamente, el dólar blue, el que se consigue en cuevas todavía no logró fortalecerse y establecerse como sucedió en la última etapa del kirchnerismo y que había tomado una dimensión considerable. Ese mercado fue un canal de alivio a las tensiones cambiarias, porque quienes querían comprar por encima del límite iba a ese mercado informal aunque lo tuvieran que abonar más caro. Allí la brecha llegó a superar el 50 por ciento entre puntas. Al asumir como ministro, el ex presidente del BCRA Alfonso Prat Gay consideró que esa diferencia ya estaba asimilada en la economía argentina. Al liberar el cepo, el salto se trasladó de inmediato a los precios, terminando la inflación de 2016 por encima del 41 por ciento.
“El mercado le tiene más miedo hoy a que se extienda la inacción de Macri en cuanto a precios que a lo que suceda en las elecciones de octubre, cuyo resultado ya está descontado”, señala Vanoli. En el medio, los grupos concentrados se adelantan a la posibilidad de un acuerdo salarios y precios para ajustar sus márgenes antes del cambio de gobierno. “Y si ves que el Gobierno no toma ninguna medida para atacar la inflación, entrás en la carrera entre tipo de cambio y los precios y el refugio sigue siendo el dólar”, concluyó el ex banquero central.