Pronósticos auspiciosos a contramano de los datos que, a diario, se recogen en los conflictos sindicales y en los informes de consultores empresarios. Cambios en la metodología del cálculo del resultado fiscal que siembra sospechas acerca de si el gobierno nacional no está aplicando “contabilidad creativa” para alcanzar la meta de un déficit fiscal del 4,2 por ciento del PIB. Son las sensaciones que dejó la conferencia de prensa que brindó ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, para repasar el programa fiscal de este año y los dos siguientes. En su transcurso, aseguró que la economía argentina ya “es está recuperando” y “creando empleo, aunque todavía cuesta sentirlo en la calle visiblemente”. En el mismo encuentro, el secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, mencionó una nueva metodología que se utilizará a partir de ahora para el cálculo del resultado fiscal, que incluiría como ingresos las rentas generadas por activos privados y públicos financieros que posee el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, entre otros cambios de criterios. Aunque aseguró que la reclasificación de las rentas no tiene impacto sobre el resultado primario ni sobre la meta fiscal, quedaron interrogantes sin responder.  

 La economía se está recuperando y creando empleo, aunque “todavía cuesta sentirlo en la calle visiblemente”. La apreciación de Dujovne fue completada con la siguiente explicación: “La economía ha entrado en un proceso de recuperación bastante marcado”, aunque admitiendo que los datos de fines de 2016 “todavía son negativos en términos interanuales”, lo que quiere decir que el nivel de actividad económica del último trimestre de 2016 está por debajo del nivel que la economía tenía en el mismo período del año 2015. Dujovne también anunció que durante los meses de octubre y noviembre pasados creció el empleo formal (declarado por sus empleadores), “en más de 20 mil puestos de trabajo; en diciembre fue un poco más modesto, pero en enero los indicadores preliminares muestran una reaceleración”. Los indicadores no oficiales, como los despidos y suspensiones que se informan a diario, tanto en el sector industrial como el comercial, muestran lo contrario. El empleo en la construcción siguió cayendo en diciembre, según fuentes privadas, y el consultor de empresas Orlando Ferreres estimó para enero una caída de la actividad industrial del 6,4 por ciento respecto de un año atrás, después del retroceso de casi 5 por ciento señalado por la UIA para 2016. El crecimiento y la recuperación del empleo cuesta sentirlo en la calle, como dijo Dujovne, pero tampoco se visibiliza en fábricas, ni en los despachos de analistas y consultores.   

El ministro de Hacienda ofreció una conferencia de prensa para hablar del programa fiscal para este año y los siguientes y asumió el compromiso de una reducción del déficit equivalente a un punto del producto bruto por año. “Hemos tenido muchas crisis en el pasado por problemas fiscales, y cada una dejó una oleada de pobres que después es muy difícil sacarlos de esa situación”, opinó, apoyado en una muy particular visión de las causas de las crisis sistémicas y la desigualdad en la historia económica reciente. “Si podemos entrar en un proceso de crecimiento sostenido, podemos derrotar la pobreza”, sostuvo. También en este punto hay controversias acerca del grado de inclusión que puede tener el sendero de crecimiento orientado por el actual gobierno. Es decir, hay planteos respecto de que, aun en el caso de resultar exitoso el actual programa económico, puede haber crecimiento pero disfrutado por pocos. Con respecto al programa fiscal, ratificó la meta de déficit de 4,2 puntos del producto para este año, pero indicó que se fijarán metas trimestrales, “para que todos puedan tener un seguimiento de la ejecución del presupuesto y cumplimiento de las metas”. Mencionó que seguían confiados en que “el Banco Central va a poder cumplir la meta inflacionaria” del 17 por ciento para este año, y señaló que la cartera de Hacienda trabajará además en una reforma tributaria que llegaría al Congreso en 2018, y en un reordenamiento del gasto que permita “tener menos gastos en subsidios y poder mejorar los gastos en infraestructura”.