La destitución de Dilma Rousseff se comenzó a gestar horas después de su ajustada victoria sobre el tucano Aécio Neves. Eso fue el comienzo de un proceso que incluyó el encarcelamiento y proscripción de Lula Da Silva . Solo queda en el recuerdo el Brasil que sorprendía al mundo y se codeaba de igual a igual con las principales potencias globales. “Tristeza não tem fim, felicidade sim”, dicen los versos de Antonio Carlos Jobim y Vinicius De Moraes.
--¿Hasta dónde puede llegar la degradación institucional y política de Brasil?
--Estoy asustado porque ellos transformaron el desmantelamiento de los derechos laborales y de la seguridad social, en conquistas. Tenemos hoy en Brasil más de 40 millones de personas trabajando en la informalidad. Tenemos un 12% de desempleado. Ellos dicen en la televisión que va a mejorar. Es como si el pueblo brasileño estuviera anestesiado. Por eso quiero salir de acá. Porque necesito ir a la calle para hablar con este pueblo y decirles la verdad sobre este gobierno y sobre estas personas que están gobernando Brasil. El proceso de privatización es peor de lo que Menem hizo en Argentina. Estas personas no están gobernando Brasil, están vendiendo Brasil.