En el historial del clásico Rosario Central ganó 52 veces, Newell’s 43 y en 77 pportunidades igualaron. Esos empates significan casi el 44 por ciento de los 172 partidos jugados. La paridad en el resultado final suele traer calma en una ciudad que suele conmocionarse cada vez que los dos se ponen frente a frente. Empatan mucho porque son conscientes de que una derrota, así se trate de un partido sin demasiado en juego, deja heridas muy profundas. Y cuando eso pasa por unos días los jugadores no pueden salir a caminar por las calles rosarinas. Esta vez había bastante en juego (los dos pelean por la permanencia) y se notó en gran parte de un encuentro que se disputó con mucha vehemencia, con pierna fuerte y con marcas asfixiantes por los dos lados. 

En las declaraciones que volcaron al final del partido se podía advertir un conformismo generalizado. Los de Central se quejaron (un poquito) por no haber conseguido la  victoria como locales, después de haber manejado más tiempo la pelota; los de Newell’s, por su parte, lamentaron que fueron superiores en el primer tiempo y tuvieron más llegadas claras que su rival, pero no pudieron liquidarlo.

En los clásicos rosarinos la condición de local suele modelar los respectivos planteos: uno que se planta para atacar con frecuencia y el otro que junta más gente del medio para atrás y espera para salir rápido en contraataque. La multitud que llenó el estadio de Arroyito le pedía a sus jugadores que fueran al frente desde el arranque y eso fue lo que pasó. Pero en el primer tiempo le costó muchísimo al equipo de Diego Cocca arrimarse hasta los palos de Alan Aguerre. Y casi no generó ninguna situación de peligro en la primera mitad. Como contrapartida Newell´s estuvo más cerca del gol, cuando un remate de Denis Rodríguez se estrelló en el travesaño y en otra jugada de flipper originada en un centro rasante de Maxi Rodríguez.

Los pases equivocados, las faltas repetidas, la carencia de ingenio en la búsqueda de los ataques sumergía al partido en el aburrimiento hasta que sobre la mitad del segundo período se rompió en mil pedazos la monotonía. Newell’s, que mostraba una pizca más de pimienta ofensiva se puso en ventaja a la salida de un corner. Cabezazo con el parietal derecho, violento, de pique al suelo de Lema que dejó parado a Ledesma.

Todavía repicaban los festejos de los rojinegros cuando se produjo una curiosa jugada en el otro arco con cinco cabezazos consecutivos, tres para meter la pelota en el área y dos para sacarla de ahí. El quinto cabezazo lo encontró solo en el punto del penal a Riaño y a Aguerre a mitad de camino, en la entrada al área chica. Si se hubiese quedado en la línea o si hubiese salido más rapido, Riaño no habría tenido tantas facilidades para conectar el balón por sobre su cabeza y mandarlo a la red. Fue una ráfaga de ida y vuelta impresionante porque despareció la mitad de la cancha y se sucedieron varios revolcones de los arqueros en jugadas de cierto riesgo y un tiro de en el techo del arco de Newell’s. 

Alentado por un público enloquecido, Central metió por algunos minutos a su rival contra los palos, pero de a poco los visitantes recuperaron la línea, ajustaron las marcas y el partido volvió a navegar en las aguas del tedio. El empate está bien. Fue lo más lógico. No habrá cargadas ni gastes ni memes durante la semana y los jugadores podrán caminar tranquilos por las calles rosainas.

 

1 CENTRAL: Ledesma; Molina, Caruzzo, Barbieri, Britez; Rius, Rinaudo, Gil, Zabala; Riaño, Ribas 4. DT:  Diego Cocca.

1 NEWELL'S: Aguerre; Gabrielli, Lema, Gentiletti, Bittolo; Cacciabue, Fernández, D. Rodríguez; A. Rodríguez; Albertengo, Maxi Rodríguez. DT: Frank Kudelka.

Estadio: Rosario Central. Arbitro: Andrés Merlos. Goles: 65m Lema (N), 67m Riaño (RC).
Cambios: 68m Gamba por Zabala (RC), 71m Novaretti por Barbieri (RC), 75m Villarruel por D. Rodríguez (N), 82m F. González por A. Rodríguez (N), 87m Pereyra por Ribas (C).