El duelo de ida por los octavos de final de la Champions League entre Manchester City y Mónaco, que ambos equipos jugaron el martes último, quedó marcado por el alto nivel exhibido de parte de los dos. La apuesta ofensiva que tuvieron fue saludable, y el resultado (5-3 para los ingleses) resume la intención con la que partieron desde el inicio del juego. Un encuentro de esas características, probablemente, puede lograrse por la calidad técnica de los protagonistas. Pero al mismo tiempo, el deseo de atacar de parte de los conductores es una premisa importante. En ese sentido, la distancia que hay con el fútbol argentino es aún más grande que los kilómetros que lo separan de Inglaterra.
El torneo local todavía no se reinicia, y si se concreta finalmente será más por las urgencias políticas que por la coherencia de los dirigentes. Cuando eso suceda, lo que se desarrolle en el campo no será similar a lo que se está viendo en Europa por estos días. Más allá de los nombres, no es fácil encontrar entrenadores que tomen los riesgos del español Josep Guardiola y el portugués Leonardo Jardim. Y si se lo hallase, será sumamente complicado que pueda contar con los intérpretes adecuados para llevarlo adelante.
De manera parecida sucedió con el Atlético de Madrid (4-2) enfrentando a Bayer Leverkusen, con la Juventus (ganó 2-0) ante Porto, y hasta el Sevilla español (2-1, un gol de Joaquín Correa) cuando ayer recibió a Leicester. La semana pasada había ocurrido con el triunfo superlativo del París Saint Germain 4-0 ante el Barcelona de Messi, Suárez y Neymar. La pena grande radica en que muchos de los hombres que forman parte de esa elite son sudamericanos, y principalmente argentinos...
“La Selección no es la realidad del fútbol de nuestro país”, dijo Gerardo Martino, ex técnico del conjunto nacional, en las últimas horas. Muy cierto. Cuando dirigía a Newell’s, donde se consagró campeón, ya había cuestionado la organización. En la liga del actual subcampeón del mundo, no se puede disfrutar de la misma manera que en el extranjero por cuestiones diversas. Inclusive, ni siquiera hay fútbol.