El caso de censura en la escuela República de Portugal del barrio de Floresta despertó múltiples y rápidas reacciones. Las primeras, de los padres, madres, los chicos y las chicas de la escuela, que el viernes pasado se quedaron sin cantar la canción de Ciro y Los Persas “Antes y después”, tras prepararla durante un mes para compartir en el Día del Maestro. Una “denuncia anónima” logró la “sugerencia” de sacarla del acto, con el argumento de que había sido “usada en un acto kirchnerista”, y no era conveniente cantarla porque “la Patria está en peligro”, según contaron a este diario las familias que se movilizaron ante este hecho. Lejos de lograr el efecto deseado, la canción se multiplicó en los medios, en las redes, y hasta en otras escuelas. El lunes, las familias fueron recibidas por las autoridades de la Dirección de Educación Primaria porteña y del Distrito Escolar 18, desde donde partió la “sugerencia”. Evalúan continuar la denuncia formal en el Ministerio de Educación porteño, y solicitar un informe a Legislatura. Mientras tanto, exigen que se cumpla con el derecho vulnerado: que sus hijos e hijas puedan expresarse cantando esa canción, o cualquier otra que elijan junto a sus docentes.
Un grupo de unos diez padres y madres se reunieron el lunes por la mañana con el supervisor Omar Monfort y otras autoridades del distrito, y con el director del Área de Educación Primaria, Marcelo Bruno. A diferencia de su primera reacción, cuando adujeron “una confusión”, esta vez las autoridades pidieron disculpas. “Nos plantearon que actuaron por miedo, buscando ‘anticipar inconvenientes’ por una sola denuncia anónima, que actuaron sin medir las consecuencias posteriores que afectaron y coartaron la posibilidad de cantar la canción a nuestros hijos e hijas. Reconocieron que su intervención fue sin intención, pero que su acto de censura provocó algo muchísimo más grave”, contaron las familias en un comunicado. Página/12 intentó comunicarse con las autoridades presentes en la reunión y pidió entrevistas en el Area de Prensa del Ministerio de Educación porteño, sin obtener respuestas.
“Recibimos un pedido de disculpas junto con el compromiso de que realizarán un acto reparador en la escuela y que se trabajará sobre los temas planteados. Como familias nos preocupa que el hecho esté atravesado por la toma de decisiones por miedo, que a nuestro entender no puede vehiculizar acciones como estas. Continuamos nuestro planteo de repudio y trabajaremos sin descanso hasta que esto sea reparado como se debe por las autoridades distritales”, expresaron también las familias tras la reunión.
En el acto del viernes pasado finalmente no hubo música, pero sí palabras firmes de la directora, Paula Groisman, citando a Paulo Freire sobre el derecho a una escuela alegre y libre. Las familias valoraron la actitud de la directora de la escuela, y destacan su trabajo cotidiano. “Yo creo que ella actuó con vergüenza ajena, tuvo que salir a explicarles a chicos de 6 a 12 años, y a los adultos que estábamos allí reunidos, que no iban a cantar una canción porque alguien hizo una denuncia anónima, y otro alguien ‘sugirió’ que mejor no”, dice a este diario Diego Peña, papá de una alumna de la escuela que asistió a la reunión en el Distrito. “Nos pidieron disculpas, y eso es valorable. Les preguntamos si no pensaron que por una denuncia anónima, de una sola persona, estaban censurando a los 900 chicos y chicas que tiene la escuela, y a sus familias. Como padres vamos a seguir repudiando este hecho, hasta que haya una forma firme de reparación. Vamos a trabajar para que nunca más alguien vuelva a ‘sugerir’ que en una escuela se deje de cantar una canción, o de leer un libro. Hay cosas que no podemos dejar que ocurran, nunca más”, enfatizó.
El procedimiento de las “denuncias” en “instancias superiores” (a veces, como en este caso, son anónimas; en otros casos llevan la firma de una familia que se arroga el derecho de decidir por sobre las otras, y por sobre los mismos docentes) es un modo de avanzar sobre los contenidos que viene operando con relativo éxito en algunas escuelas públicas. Se suele dar en temas vinculados a la Ley de Educación Sexual Integral, o a la promoción de los Derechos Humanos. El modo de plantearlo puede ser menos rústico que el de estos supervisores, y la reacción de la comunidad suele ser menos eficaz y rápida que en este caso, pero la operatoria es la misma: Aparece la denuncia, se “baja” al director o directora, que según los casos y ante los problemas que se le abren “sugiere” al docente “suavizar” determinados contenidos de ESI, dejar de hacer visitas a determinados lugares de memoria, “pasar más rápido el 24 de marzo”, evitar debates como el de la despenalización del aborto. Las denuncias son individuales, pero los grupos antiderechos están bien organizados para ir sembrándolas, escuela por escuela. Mientras el sistema, por su misma inercia, prefiere darlas por válidas para “evitar problemas”, se vulneran derechos y se incumple la ley. Y una sola voz autoritaria (anónima o no, siempre acusadora y amenazante, incapaz de proponer el debate puertas adentro de la escuela) se alza silenciando a las del resto de la comunidad educativa.
Esta vez, el efecto buscado por los supuestos denunciantes, y por las autoridades bien dispuestas para las denuncias, fue claramente el inverso. Durante el fin de semana, la canción censurada se multiplicó. El músico Andrés Ciro Martínez repudió en las redes la censura: “Es desconocer un derecho e ignorar que la gente la canta hace diez años en estadios y donde toquemos. Penoso. Ridículo. Oscuro. Lamentable", calificó. Los chicos y chicas de la escuela también hicieron uso de las redes: "El 13/9 censuraron a mi escuela. Por querer cantar la canción 'Antes y después?, de Ciro y Los Persas. ¿Por qué? No sabemos. Difundan este video y usen el hashtag #NoALaCensura #SiALaLibertadDeExpresion", pidieron, por ejemplo. El tema de Ciro y Los Persas sonó en las radios, ocupó la agenda pública. Otros colegios, como el Mariano Acosta, se solidarizaron haciendo sonar la canción para comenzar la jornada. Las “reparaciones” cantando “Antes y después” ya se imaginan. "Lo siniestro puede transformarse en maravilloso", había dicho la directora durante el acto censurado. También pueden dejar mucho para aprender.