Luego de que trascendieran las evidencias del fuerte lobby que sectores evangélicos fundamentalistas operan sobre el Congreso para permear la agenda legislativa con intereses antiderechos, un gran sector de iglesias cristianas señaló que "la presión que estos grupos están ejerciendo hacia el Estado es contraria al concepto que nosotros tenemos de cuál debe ser la relación entre Iglesia y sociedad, entre Iglesia y Estado". "La iglesia tiene sus funciones específicas entre las cuales no está imponer al Estado ni a la sociedad sus propias pautas doctrinales y dogmáticas. O sea que la Iglesia no puede imponerle sus convicciones religiosas al conjunto de la sociedad mediante la sanción o no de ciertas leyes", advirtió en diálogo con Página/12 Néstor Míguez, pastor de la Iglesia Evangélica Metodista y presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE).
Si bien tras el histórico debate sobre la legalización del aborto de 2018, quedó claro que son algunos sectores evangélicos --en alianza con la Iglesia Católica-- quienes se han cargado al hombro la cruzada antiderechos, Míguez advirtió sobre la importancia de aclarar que no es una posición compartida por todas las iglesias que profesan cultos cristianos.
–¿En qué se basan las diferencias entre los evangélicos antiderechos y la FAIE?
–Los grupos que dicen defender las dos vidas están muy apoyados por la derecha evangélica norteamericana. Y el evangelismo norteamericano se formó a la luz de las tradiciones puritanas, que se originan en Inglaterra por el siglo XVII y que tienen una posición muy conservadora, muy fundamentalista. Esa relación que tienen con la derecha norteamericana hace que tengan una mayor capacidad de presión hacia las iglesias nacionales. En cambio, nuestra Federación está influida por la teología de cuño europeo, donde el puritanismo no era tan fuerte. Por eso nuestra posición es más abierta, más dialoguista.
–¿Qué espacio ocupan los antiderechos dentro de la Iglesia Evangélica?
–Es muy difícil saberlo. Las mismas iglesias a veces están divididas internamente en torno al aborto. Uno descubre que hay ciertos líderes que claramente están en contra del aborto pero después, cuando uno habla con los fieles de esas mismas iglesias mano a mano, se da cuenta que las posiciones son mucho más diversas y variadas.
–¿Qué posición tiene la FAIE respecto a la despenalización del aborto?
–Nosotros creemos que debería eliminarse la penalización del aborto, porque la prohibición lo único que hace es agravar el problema. Hay que buscar soluciones alternativas a la penalización, como las políticas de acompañamiento y las políticas de prevención. Reconocemos que hay situaciones específicas que la ley tendrá que estudiar y discernir en las cuales se debería proceder a la interrupción voluntaria del embarazo, pero creemos que lo más importante es informar tanto a la persona involucrada como al entorno familiar y social en el cual vive. No creemos que el fin de informar sea evitar que la persona aborte, sino que esa persona pueda decidir con la mayor información posible. Creemos, además, que no se trata de facilitar el aborto y después desentenderse, sino que hay que seguir acompañando a esa mujer y a su círculo para evitar que el aborto se transforme en una práctica repetitiva. Es necesario informar para prevenir.
–O sea que está de acuerdo con la Educación Sexual Integral.
–Obviamente, estamos a favor. Es más, los primeros trabajos de educación sexual en escuelas surgieron en algunas instituciones evangélicas. Nuestras iglesias, en ese sentido, se diferencian claramente de otras organizaciones como Aciera (Alianza Cristiana de Iglesia Evangélicas de la República Argentina).
Informe: Azul Tejada.