Loca Bohemia era un clásico lugar de rock del barrio de Caballito. Ahí, en Avenida La Plata al 700. En la misma vereda estaba Seven, un boliche donde los chicos de los colegios católicos de Caballito, Almagro y Boedo se daban cita para fajarse a la hora de la salida. Como en Alem, allá en Mardel. Como en cualquier otro boliche de cualquier lugar del país.
Corría el 2007 y con Los Niños y Los Locos tocábamos siempre ahí. Nuestra música le agradaba al dueño, al que programaba y al patovica aunque había algo en nuestro ADN funk y en el gusto por el rock pesado y el noise que nos alejaba de toda posibilidad de popularidad. Nos dieron el premio a Banda del Año: fuimos la mejor banda de todas las bandas que tocaron en ese 2007 en aquel recinto típicamente sucio, con mesas de plástico plegables, con baños húmedos y feos, sombrío. Las entradas costaban 7 pesos.
Ese jueves vino Ale Mazzei con Vane Maja y su pareja de entonces. Ellos no me dejarán mentir. Todo transcurría normal. La gente bebía cerveza marca Isenbeck, nunca había nada de comer. Una prepizza quizás. En los parlantes amenizaba La Renga o alguna banda de rock con saxo. El olor de los recitales. El piso húmedo y la mezcla entre el vapor del alcohol, algo que parece meo, el tabaco y el porro paraguayo. La ropa oscura.
Mi abuela Pocha apareció esa noche con un tapado de piel y zapatos de vestir. Perfectamente arreglada, enfundada en una profusa paquetería que le aportaba a la decadencia generalizada un glamour inusitado. Los rockeros, los bohemios, los fumadores, los borrachos y Marcelo el sonidista. Nadie podía creer que esa señora de 70 y pico de años se hubiera dignado a ir a aquel paraje del barrio de Caballito donde la gente haría fila en unas horas para fajarse hasta que lleguen los patrulleros o las ambulancias. Y mucho menos podían creer que se lookeara como para ir al Colón. Era la nota distintiva de Loca Bohemia.
Ella nunca fue una chica de plata ni sus padres la dejaron estudiar derecho. Trabajaba en lo que hoy sería Anses haciendo jubilaciones. Se ve que ayudó a mucha gente porque los que le estaban agradecidos realmente le estaban agradecidos, para toda la vida. Como el mozo de la parrilla de la calle Lavalle. Era una chica de Flores que quería ser de la Recoleta.
Para la época de la confusa desaparición de Santiago Maldonado tuvo un ACV. Todavía andaba en bicicleta y llevaba a sus nietos más chicos al cine. Estuvo internada en Avellaneda varios meses. Tuve que conversar con variopintos familiares de otra señora internada que compraban toda la teoría del enemigo interno de Noceti y Bullrich. En realidad es un truco viejo como la post-guerra. Fui a ver a Cristina a Racing el día que presentó Unidad Ciudadana. Obviamente no le dije nada a Pocha. Ella es bastante radical.
También es cierto que en esa época apenas abría un ojo y no emitía sonido alguno. Con el tiempo la situación mejoró y su capacidad cognitiva creció. Está en silla de ruedas y tiene medio cuerpo que no le responde. Su fortaleza le impide bajar los brazos y hasta el día de hoy cada vez que le ponemos un audio a alguien que pregunta por ella, ella les dice como puede "voy a salir de esta". Está en silla de ruedas y vive felizmente en un geriátrico. Se deja alimentar, no protesta. No permite que la energía de los demás internos la cambie del eje. Hace los ejercicios de kinesiología como cualquier persona que quiere recuperarse.
Mi viejo cumplió años hace poco. El último día del mes de Junio. Cuando hay algún evento la llevamos con su silla de ruedas o bien contratamos unos Uber extraños que hay para traslado de gente en sillas de ruedas. Salió guitarreada y como era costumbre cuando ella estaba bien yo le tocaba los tangos que me enseñó Charly Esquena.
Él forma parte de una generación de músicos que no planea grabar y tener suceso como otros. La gente de plaza Almagro es diferente. Lo que busca es la esencia del asunto. Esquena, Fayó, Traversa, Mercado, "el fino" Gaume y Azar. Rafa, el pibe que tocaba la armónica. El flaco Althabe. Había uno que había tocado el saxo en un recital de Living Colour de apellido Lazo. Todos músicos de tango que cosecharon un sonido propio de un lugar y en un determinado momento y que nadie se ha dignado jamás a grabar. El sonido de la plaza Almagro.
En el Bar de Roberto vimos a Peredo y a Ortega antes de que se peleen. Al viejo Bela Lugosi. A Carlitos Señoreli. Para mi la mejor versión que existe de "Sueño querido" es la que hacían Esquena y Fayó. Llego al tango gracias a las transmisión oral. Como cuando no existía la radio. Aprendí todas esas canciones por aquellos viejos y jóvenes cantores cuyo único objetivo en la vida era aprender a hacer eso bien. Ser el tango y cantarlo en ese lugar.
Comencé a canturrear "Duelo Criollo", un tango viejísimo de comienzos de siglo que cuenta un duelo permanente que se escucha en las noches. Como fantasmas que lloran en el silencio y en la calma: en un suspiro se escucha una melodía de pena y de tristeza. Habla de la muerte. Habla del baño de plata de la luna y de la salida de Seven y de Alem, allá en Mardel. De tipos fajándose por celos, como decía Charly cada vez que la presentaba.
Mi abuela Pocha peló la letra entera, de pe a pa. Mientras mi viejo, su primo y su esposa no podían entender cómo una persona que no puede prácticamente hablar puede recordar de memoria la letra de aquella fantástica y fascinante canción de Carlos Gardel.
Dicen que hay un sólo sector que el Alzheimer no logra penetrar. El pedazo ese que recuerda las melodías de las canciones que nos gustan. Tal vez no se necesiten demasiados motivos para elegir una canción por sobre las demás... mientras no estemos comiendo lechuga desde abajo, como me dijo ella una vez, podemos seguir cambiando de idea y en la búsqueda de razones para amar una canción.
Gonzalo Gamallo es guitarrista, compositor y cantante. Los discos de Los Niños y Los Locos están en Spotify. Tiene un disco solista, Paralelo (2015), también disponible en Spotify. Con Vanesa Maja y Juan Parodi hacen Rosa Brillando, obra de teatro inspirada en Marosa di Gorgio. Guitarrista de Sol Bassa y de Valeria Cini. Desde 2007 comanda La Joven Guarrior. Actualmente están presentando su espectáculo A lo lejos sonaban disparos, con dirección de Juan Parodi, los miércoles de septiembre y octubre en El Galpón de Guevara. A las 21.