La Argentina cuenta con una empresa pública que fue pensada como motor de desarrollo y es clave para ayudar a encender la economía: ARSAT, Empresa Argentina de Soluciones Satelitales creada por ley en 2006 para explotar las posiciones orbitales geoestacionarias e impulsar las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
El próximo gobierno deberá poner en marcha al país y, en especial, al conjunto del entramado industrial y de servicios. En el marco de su nueva agenda, ARSAT tiene un rol central como columna vertebral del sistema de telecomunicaciones necesario para volver a encender la economía. No se trata de un tema menor: en este siglo una parte sustancial del desarrollo económico y social requiere de telecomunicaciones, software y servicios informáticos.
En este sentido, entendemos a las TIC como palanca para impulsar el crecimiento económico, social y cultural del país. Esto se logra desde un Centro de Investigación y Desarrollo articulado con el sistema científico y tecnológico, las universidades y las empresas nacionales innovadoras, que garantice la producción del conocimiento y las tecnologías convenientes para el país.
La ARSAT renovada no deberá competir con las empresas de telecomunicaciones, ni con proveedores de Internet, ni cable operadores. Por el contrario, se focalizará en el transporte de grandes volúmenes de comunicaciones y grandes distancias, garantizando alta calidad y confiabilidad. A partir de su red de fibra óptica, funcionará como proveedor para las empresas que podrán concentrar sus inversiones y esfuerzos técnicos en la provisión de servicios para los usuarios finales, sean industrias, comercios, o ciudadanos.
Se trata, por cierto, de un modelo de negocios para una empresa estatal, que puede garantizar la rentabilidad necesaria y suficiente para garantizar su sustentabilidad y, fundamentalmente, poder definir la trayectoria tecnológica de las TIC; esto es, ni más ni menos, que asegurar la soberanía tecnológica en un área estratégica desde varios puntos de vista, incluyendo la seguridad y la defensa nacionales.
Pero ARSAT no son solo los satélites y la gran red de fibra óptica, es mucho más. Es la Televisión Digital Abierta y el gran Centro Nacional de Datos, que complementa la capacidad de comunicación con enormes capacidades de almacenamiento y procesamiento, en particular de datos públicos que deben ser, antes que nada, la base para la construcción de conocimiento, prospectivas y planificaciones de políticas públicas soberanas.
Sobre esta fundamental infraestructura se deberá articular la demanda pública de software y servicios informáticos, que está llamado a cumplir un rol fundamental en el desarrollo económico y productivo, aún mayor que el que le cabe desde hace más de una década.
La llamada “revolución de las TIC” da cuenta de un fenómeno global caracterizado por la dinámica tecnológica y las innovaciones constantes, desde 1970 hasta nuestros días. Big data, inteligencia artificial, internet de las cosas, industria 4.0, computación en la nube, son términos que ya trascienden el ámbito académico y tecnológico.
Por ello es necesario definir estratégicamente en qué líneas invertir los mayores esfuerzos, qué proyectos son cruciales para la economía, cultura y sociedad, cuáles son los productos y servicios que deben diseñarse y construirse; en síntesis, planificar y llevar a cabo una trayectoria tecnológica y productiva para ARSAT.
* Profesor de la Facultad de Informática e investigador del LIFIA, Unlp.
** Profesor de la Universidad Nacional de Moreno, Delegado de ARSAT en Foetra.
*** Autor de la ley de Promoción de la Industria del Software. Profesor en Unsam.