El fiscal Luis Schiappapietra pidió prisión perpetua para el acusado de haber matado de un disparo a Tamara Merlo, en junio de 2017. Aunque familiares y organizaciones de mujeres aseguraron que se trató de un femicidio, la Fiscalía no usó esa calificación y pidió pena por "homicidio calificado por la relación de convivencia y por el uso de arma de fuego". El acusado, Fernando Godoy, y su defensa aseguraron que se trató de un "accidente" cuando trataba de reparar el gatillo del arma. En la habitación estaban solo pareja y el nene de un año y medio. El relato de la madre de la joven conmovió en la primera jornada de audiencia a cargo del tribunal compuesto por las juezas Patricia Bilotta, Mónica Lamperti y Trinidad Chiabrera.
Godoy se sentó en el banquillo de acusados y reconoció haber dado varias versiones tras el hecho. Primero dijo que personas encapuchadas le dispararon a la joven en un intento de robo; luego dijo que el arma se había caído y se disparó. Ayer, aseguró que tenía el arma desarmada y que cuando intentó poner un resorte porque el gatillo no funcionaba, salió la bala. Tamara recibió el disparo en el pecho y murió en el camino al Hospital Gamen, de Villa Gobernador Gálvez. "El sabía que el arma estaba cargada, puso el dedo y apuntó para gatillar. Quería matar a su pareja", aseguró el fiscal. En su alegato, la defensa negó la intención de matar y dijo que "no hay un móvil" para ello.
Graciela, la madre de Tamara, contó que el 10 de junio habían estado en el cumpleaños del hijo de un familiar al que Tamara fue sola con el nene. "Le pregunté cómo estaba y por qué no se quedó Fernando. Le dije que siempre era un antisocial con nuestra familia. Cada vez que había algo familiar, de Tamara, pasaba esto", dijo la mujer. Ella esperó a que el acusado buscara a su hija y a su nieto, para irse del salón. "Esa fue la última vez que vi a mi hija", sollozó.
El peor momento empezó cuando llegó a su casa. "Le hice la mamadera a la nena más chica y me acosté al lado de ella. Escuché el teléfono, atendió mi otro hijo. Me avisaban que llamó la mamá de Fernando -a otra familiar- porque Tamara estaba herida en el hospital de Gálvez, que le habían querido robar. Yo no entendía nada, no le puedo explicar la sensación. La calle se me hacía larga; no encontraba a nadie", dijo, desgarrada la mujer.
cuando la defensa le preguntó si se llevaban bien, contestó: "Mi hija nunca me contaba. Andaban siempre juntos, ella no salía si no era con él".