La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó a la baja las proyecciones de crecimiento de los 81 países que releva, entre miembros e invitados, y la Argentina se impone como el de peor desempeño este año y el próximo. Según el panorama del organismo que coordina las políticas de mercado de 34 países, la actividad económica argentina finalizará con una caída de 2,7 por ciento este año y en 2020 volverá a retroceder un 1,8 por ciento. Si bien la entidad reconoce una situación global de incertidumbre que ralentizará el crecimiento de los países, la Argentina será el único que el año que viene no tendrá siquiera un rebote técnico sino que continuará en recesión. Respecto de la revisión anterior, hace tres meses la OCDE sostenía que el país iba a caer 1,8 por ciento y el año próximo rebotaba 2,1 por ciento. Sólo Turquía tendrá un comportamiento recesivo (baja de 0,3 por ciento) entre los países relevados, pero crecerá 1,6 por ciento en 2020.
El organismo revisa cuatro veces al año sus previsiones de crecimiento, pero los sucesos económicos y políticos argentinos tienen una volatilidad que obliga a un seguimiento más exhaustivo. Con el resultado de las PASO, la endeble estabilidad cambiaria dio lugar a un nuevo cimbronazo y la fuga de capitales se intensificó. La actividad económica se congeló aún más y las medidas paliativas del gobierno solo sumaron incertidumbre y empeoraron radicalmente en menos de cuatro meses el pronóstico para el año próximo.
Si bien el proyecto de Presupuesto 2020 que envió el Ejecutivo al Congreso estima una contracción del PIB de 2,6 por ciento este año y un crecimiento de 1 por ciento en 2020, las expectativas del mercado y de los organismos es otra. El propio Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que recoge el Banco Central anticipa una recesión de 1,1 por ciento para el año que viene. Para la OCDE, la contracción será todavía mayor, con un 1,8 por ciento de caída del PIB. La Argentina se destaca en el ranking de los países cuya revisión a la baja en las perspectivas de actividad fue superior a 0,6 puntos porcentuales. No solo fue superior, sino que se revirtió respecto de una proyección de rebote económico de 2,1 por ciento que mostraba en mayo, donde alertaba que esa mejora estaba atada al resultado de “políticas macroeconómicas contractivas y a la incertidumbre ante las elecciones de octubre”.
El pésimo desempeño de Argentina, producto de una política de destrucción del entramado industrial y especulación financiera, se circunscribe en un contexto que tampoco es favorable. “Las perspectivas de crecimiento global continúan en la oscuridad”, señala una de las filminas del informe de la OCDE. Según el organismo, el crecimiento mundial se situará este año en 2,9 por ciento, es decir, 0,3 puntos menos que en las previsiones de mayo. Para 2020 se redujo a 3 por ciento, mientras que la estimación anterior era de 3,4 por ciento, producto del aumento de la incertidumbre provocada por el Brexit, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y los altos niveles de endeudamiento. “Será el crecimiento más bajo desde la crisis financiera, con riesgos que siguen en aumento”, alerta el informe de la entidad que preside Angel Gurría.
Las mayores dificultades vendrán de la zona euro y de los grandes países emergentes, lastrados por la desaceleración de China y la caída de sus exportaciones de materias primas. Alemania sufrió una de las revisiones más importantes entre los países desarrollados, con un crecimiento previsto a 0,5 por ciento este año (-0,2) y de 0,6 el año que viene. En el caso de Estados Unidos, su crecimiento será de 2,4 por ciento este año y de 2 por ciento en 2020. Por último, anticipa para China un crecimiento de 6,1 por ciento para el 2019 (una décima menos) y de 5,7 por ciento para el próximo.