Uno de cada diez argentinos está desocupado. Son más de dos millones de personas en todo el país que no tienen empleo. Como consecuencia del sostenido proceso de destrucción de puestos de trabajo y la profunda retracción en la capacidad de compra de los salarios, la tasa de desempleo subió al 10,6 por ciento en el segundo trimestre de 2019. El guarismo representa el nivel más elevado en catorce años. Hay que remontarse al segundo trimestre de 2005 para encontrar un nivel más elevado, aunque en aquel momento la tendencia era de recuperación tras el estallido de 2001. La crisis cambiaria, productiva y social que profundiza el programa de austeridad, se traduce en un incremento de 1 punto porcentual frente a los registros del mismo período del año pasado (9,6). Las estadísticas oficiales revelan que el aumento en la desocupación está acompañado por un proceso de precarización laboral y la extensión de los plazos que las personas buscan empleo sin éxito. La provincia de Buenos Aires, por su parte, concentra los peores indicadores laborales con registros que superan el 12 por ciento en el Conurbano y en Mar del Plata. El segmento más afectado por el incremento en el desempleo son las mujeres de 14 a 29 años, entre las que el nivel de desocupación escaló de 21,5 a 23,4 por ciento en doce meses.
Las cifras publicadas por el Indec evidencian el marcado deterioro laboral acumulado durante la gestión de Cambiemos, que heredó un nivel de desocupación del 5,9 por ciento. El dato corresponde al tercer trimestre de 2015 ya que las estadísticas laborales quedaron alcanzadas por el apagón estadístico dispuesto al comenzar la presidencia de Macri. La marca del 10,6 por ciento correspondiente al período abril-junio se convirtió en la más elevada del gobierno de Cambiemos, al superar el 10,1 por ciento observado en el primer trimestre del 2019.
¿Cómo se explica el aumento en el desempleo? Con el poder de compra en caída libre y la sostenida destrucción de empleo registrado, miles de personas que doce meses atrás no buscaban trabajo se vieron forzadas a hacerlo para intentar amortiguar el impacto de la crisis en su economía familiar. Esa dinámica se observa en el aumento en la tasa de actividad, que escaló de 46,4 a 47,7 por ciento en el segundo trimestre del año. Una limitada porción de quienes salieron a buscar trabajo y aquellos que perdieron sus puestos anteriores consiguieron acceder a otros trabajos, como muestra el aumento en la tasa de empleo, de 41,9 a 42,6. La mayoría de esas inserciones laborales fueron en empleos precarizados.
Pero, como señalan desde comienzos de año los investigadores del Cetyd de la Universidad de San Martín, la capacidad que tiene una economía en caída libre para absorber puestos de trabajo informales y de baja productividad también es limitada. Y, por lo tanto, no todos los trabajadores que ingresaron al mundo laboral para intentar amortiguar la pérdida de ingresos en sus hogares tienen la posibilidad de conseguir un empleo. En línea con la expansión del trabajo precarizado se registró un incremento en la subocupación: aquellas personas que trabajan menos horas de las que pretenden pasó de 11,2 a 13,1 por ciento en un año. Desde el Cetyd estiman que hay 3,5 millones de trabajadores que tienen empleo pero buscan activamente otro (o están disponibles para extender su jornada). "Hoy hay 700 mil personas más buscando trabajo o deseando trabajar más horas respecto a un año atrás: 184 mil desocupados más, 392 mil trabajadores ocupados que buscan otro trabajo y 113 mil trabajadores ocupados que están dispuestos a extender su jornada laboral", indicaron desde el centro de investigación.
La profundización de la crisis se traduce a su vez en una extensión en el tiempo de búsqueda de empleo. Quienes llevan más de un año sin encontrar un puesto marcó un incremento de 4,5 puntos porcentuales para alcanzar al 36,7 por ciento, en desmedro de quienes declaran plazos de búsqueda menores. El deterioro de la escena laboral se observa además en el alza de 1,3 puntos en la cantidad de desocupados que no poseen una ocupación anterior, que alcanzó el 22,2 por ciento del total.
“Se observa que se incrementan por encima del resto de las ramas de actividad los desocupados provenientes de la industria manufacturera y el comercio, con aumentos de 1,1 y 0,6 puntos porcentuales, respectivamente. Pasan, en cada caso, a representar el 10,8 por ciento y el 17,2 por ciento del total de desocupados del trimestre analizado”, agrega el reporte del Indec. El nivel de empleo registrado acumula diez meses consecutivos en caída. Los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino muestran que en junio se contabilizaron 172.169 posiciones menos que un año atrás. El sector fabril lidera las pérdidas. Con caídas en 42 de los 43 meses de la gestión macrista cubiertos por las estadísticas, suman 151.304 los puestos de trabajo manufactureros destruidos desde que comenzó el gobierno de Cambiemos.