"Estos conciertos nacieron de la voluntad de ser felices", había anunciado Caetano cuando se supo que haría una gira con sus tres hijos, Moreno, Zeca y Tom. Algo de eso se escuchó, se vio y se sintió el jueves en el Gran Rex, en el primero de los dos conciertos que los Veloso dieron en Buenos Aires, ambos con localidades vendidas por completo. Una forma de felicidad que se trasladó de inmediato a las plateas y a las bandejas superiores del teatro. No importaba la distancia de las ubicaciones de los espectadores: todos y todas se fueron con la sensación de haber vivido un concierto íntimo, una juntada familiar a la que estuvieron especialmente invitados. Un encuentro donde las canciones de siempre y algunos temas nuevos sonaron con fresca delicadeza, redescubiertos en este formato de cuatro. Y donde, como en toda fiesta de familia, no faltaron las anécdotas compartidas, las bromas y gastadas mutuas, los posicionamientos políticos, y hasta los pasos de baile.
Ofertório, llamaron al concierto que ya lleva un par de años de gira, y que también tiene la forma de un disco grabado en vivo en San Pablo en 2017. El tema que así se llama, y que forma parte del repertorio del concierto, fue compuesto por Caetano para la misa de celebración de los 90 años de su madre Dona Canô, contó el bahiano, y el relato le dio pie para hablar de padres agnósticos y de hijos creyentes. La forma de ofrenda y celebración que resultó también el concierto fue todo un recorrido que comenzó con "Baby", canción emblema del Tropicalismo, de los 60, y llegó hasta el estreno de temas compuestos por los hijos más chicos.
Escuchar a los Veloso armonizar con afinación perfecta, con voces parecidas pero distintas, verlos hacer sonar dos lijas o un plato y un cuchillo como si fuesen los más completos instrumentos de percusión, es asistir a lo que Caetano ha definido de esta manera: "Creo que no somos una familia de músicos, como hay tantos, dado el carácter comprobadamente genético del talento musical. Pero seguramente somos músicos de familia”. Con una diferencia de 25 años entre el más grande (Moreno) y el más chico (Tom), todos los hijos Veloso llegaron a la música, y se quedaron o no profesionalmente ahí, entraron y salieron, de diferentes maneras: estudiaron física o se interesaron por el fútbol, hicieron música electrónica o se formaron como discípulos de Cézar Mendes, bahiano de Santo Amaro, como Caetano.
Casi todos los temas, además, traen consigo una historia familiar: Está la de la primera canción que Caetano compuso con Moreno, cuando el hijo tenía 9 años, “Um canto de afoxé para o bloco do Ilê” (del disco Cores, nomes, de 1982). Si entonces se escuchaba la voz del hermano más grande cantando el leit motiv de la letra (“Ilê, aiê”), el agudo corre ahora por cuenta de Tom. Están las canciones dedicadas a las madres de estos hijos ("Ela e eu" y "Não me arrependo"). Está la compuesta para la hermana y tía María Bethania, "Reconvexo". Y está, claro, "O leãozinho", con la correspondiente anécdota de que muchos años atrás, en este mismo teatro, Moreno estaba en un concierto de su padre, le pidieron que la cantara, y no sabía la letra. Y aunque la estricta historia indica que él no fue quien inspiró de niño la canción (Caetano la escribió para Dadi, bajista del grupo Novos Bahianos), a esta altura Moreno es el leoncito, de todos modos. Así que la canta, con final con padre.
A cuatro voces, guitarras, un bajo que se intercambian, un piano en algún momento, siguen temas conocidos y coreados: "Oração ao tempo", de Caetano, "Deusa do amor", de Moreno, el himno "Força estranha". El samba habilita improvisados pasos de baile de los cuatro, y sigue la fiesta de familia. Para el bis, que se prolonga entre ovaciones y agradecimientos, llega un momento de misa: Caetano hace la "Tonada de luna llena", de Simón Díaz. La gente empieza a corear "¡Lula Livre!" y Moreno se suma. "Tengo que agradecer a la nación argentina porque, no sé cómo, llenó mi corazón de esperanza", dice. Al final del concierto, el coro del público adquiere otro ritmo, esta vez es de cumbia: "Si vos querés, Larreta también" . Los encuestadores al paso hacen cálculos entre intensidad del coro y probabilidades del ballotage, mientras apuran el paso para agarrar el último subte.
Caetano se dio el gusto de hacer un espectáculo que lo reúne con todos sus hijos. Y el público se dio el gusto de escucharlos.