El Banco Central empezó en los últimos días la tarea de afinar los controles cambiarios. Aparecieron los límites para la compraventa minorista de bonos y se puso un tope de 100 mil dólares para la adquisición de inmuebles. La autoridad monetaria también presentó una comunicación de 25 páginas en la que define las nuevas normas en materia de exportación de bienes. Se trata del primer documento extenso elaborado en la Gerencia de Exterior y Cambios desde su reapertura en los primeros días de septiembre.
La organización de la demanda de dólares al tipo de cambio oficial no es un trabajo sencillo. El mercado local tiene la gimnasia intacta para generar filtraciones. Esta semana fue evidente: el dólar paralelo subió por arriba de los 63 pesos y la brecha con el oficial se ubicó encima del 8 por ciento. “La diferencia comienza a generar de nuevo el hormigueo entre los minoristas (compra de dólares con documento de terceros)”. Así se lo dijo a este suplemento una importante casa de cambio del microcentro.
La práctica del hormigueo es sencilla. Aparece cada vez que se aplican regulaciones. En el esquema actual todos los individuos con DNI pueden hacer una compra en efectivo de hasta mil dólares a la cotización oficial. Se hace en las ventanillas de las casas de cambio. Las financieras con dinero no registrado aprovechan este gris. Le pagan una comisión a cada persona que presta el documento para ir a comprar dólares al tipo de cambio oficial. A cambio le ofrecen una comisión de la ganancia cambiaria.
La compra de dólares hormiga es una práctica de manual. No es la primera vez que el país tiene controles y esta es una de las tantas formas de goteo del mercado cambiario. “Las estrategias del mercado para evitar las regulaciones empiezan a aceitarse. Hasta la mitad de septiembre estaba todo más tranquilo. Peor en la última semana empezó a haber cola para hacer compra de hasta mil dólares”. Las casas de cambio no tienen incentivos para frenar esta demanda. Les aumenta su público potencial sin incumplir los requisitos legales.
Los incentivos para los que fomentan estas maniobras también están claros. El hormigueo permite a las financieras con dinero no registrado conseguir el dólar a 58 pesos y luego venderlo en el paralelo a 63 pesos. De esta forma vuelven a empezar el círculo con más pesos. Cada mil dólares de compra hormiga la ganancia es de casi 8 por ciento (debe descontarse la comisión para el individuo que se ofreció a ir con el dinero de la financiera a la casa de cambio y usar su documento para comprar la divisa a la cotización oficial).
El efecto, en la medida que se masifica esta práctica, es la presión sobre las reservas. En los próximos balances cambiarios del Banco Central una de las variables claves para revisar es el número de personas con Cuit que compraron dólares en el mercado oficial. Los últimos datos de mediados de año muestran un número cercano al millón y medio de individuos. La información para septiembre brindará más pistas sobre el peso del hormigueo.
Las reservas internacionales de la autoridad monetaria atraviesan una situación crítica y no tienen espacio para permitir filtraciones importantes en el mercado cambiario. A mediados de julio –cuando ingresó el último préstamo del Fondo Monetario- se ubicaban en 68 mil millones dólares. La semana pasada la cifra bajó a 49 mil millones. Se trata de un retroceso de 19 mil millones de dólares en 60 días. Las estimaciones del mercado indican que las reservas líquidas se ubican en unos 10 mil millones de dólares. Sólo los intereses anuales de las Leliq (con un tipo de cambio de 60 pesos) equivalen a 14 mil millones.