Desde Lima
El candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, se reunió ayer con el presidente de Perú, Martín Vizcarra, en quien encontró coincidencias respecto a su mirada sobre la región e incluso, un poco llamativamente, sobre la situación de Venezuela. Ambos estuvieron de acuerdo en la necesidad de evitar las intervenciones externas y que sean los venezolanos quienes encuentren la solución a sus problemas en base al diálogo. Dando por descontado su triunfo electoral, Vizcarra se adelantó a invitar Alberto Fernández a las celebraciones del Bicentenario peruano que se realizarán en 2021. El candidato le respondió invitándolo para que viaje para su asunción el 10 de diciembre. En caso de ganar, claro.
El tema de Venezuela es acuciante para Perú porque en una población de 30 millones de habitantes ya tienen un millón de venezolanos emigrados, que llegan al país por vía terrestre. “Los presidentes de la región tenemos que encontrar el modo de los que venezolanos encuentren una solución. Nosotros rechazamos las intervenciones externas y las militares”, expresó Vizcarra durante el encuentro. El gobierno peruano había dado muestras de esta posición cuando se abstuvo en la votación de la OEA cuando se propuso la aplicación del Tratado Americano de Asistencia Recíporca (TIAR) para el caso venezolano.
Llamativamente, los presidentes que promueven la remoción de Nicolás Maduro, que tiene entre sus miembros más activos a Mauricio Macri, están reunidos en el llamado Grupo de Lima, y fue el antecesor de Vizcarra, Pedro Pablo Kuczynski, quien lo activó. Ahora los vientos cambiaron con su renuncia por el escándalo Odebrecht y la asunción de su vice. Alberto Fernández y Vizcarra, que aparece como un moderado de centro, tuvieron un diálogo casi sin divergencias. Por ejemplo, repasaron la necesidad de apuntalar la unidad regional y preparar al subcontinente para las exigencias de la globalización. Respecto a la cuestión Venezuela, Alberto Fernández aconsejó consultar al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien trabajó mucho en el tema, y con quien el candidato del Frente de Todos coincide plenamente.
Una de las cosas que Alberto Fernández propone -también lo conversó el jueves en Santa Cruz de la Sierra con Evo Morales- es la vuelta de la Unasur, un organismo insólitamente enterrado por los actuales gobiernos de derecha que intentaron cambiarlo por un neoliberal Prosur, que se lanzó una vez y nunca se volvió a convocar. Vizcarra se mostró de acuerdo con la propuesta, pero planteó que tenía que ser una Unasur sin “unidad ideológica”, de manera que estén representados todas las miradas y que deje abierto a cada país la posibilidad de resolver los problemas de la manera que le parezca. Puso como ejemplo el caso de Bolivia y la decisión de Evo Morales de presentarse para un nuevo mandato, pese a que la constitución se lo impide y el rechazo de un referendum. Un fallo judicial lo habilitó y ahora los bolivianos podrán votar si sigue un nuevo mandato o no. “Si los bolivianos lo votan, quiénes somos los otros presidentes para meternos”, fue lo que opinó Vizcarra sobre cómo deben funcionar los organismos regionales, debilitados durante estos años.
“Macri y Bolsonaro rompieron todo en la región por hacer seguidismo de Trump”, fue la conclusión de la comisión argentina a la salida de la entrevista dado el nivel de coincidencias que encontraban con una gestión con la que, a priori, no pensaban no tener una mirada tan afín.
La reunión se realizó en el Palacio de Gobierno, una construcción que dejó a todos impactados por su magnificencia. También se lo conoce como Casa de Pizarro porque fue construido sobre el solar en el que Francisco Pizarro instaló su residencia. La reunión se hizo con el formato que en la jerga dilomática se conoce como uno x dos, es decir el presidente -en este caso es un candidato, pero Alberto Fernández viene recibiendo un trato cuasi presidencial en sus viajes- más dos funcionarios: jefe de gabinete y canciller. Vizcarra estuvo junto a lo que aquí se llama presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, y el canciller Néstor Bardales. Fernández se sentó junto Santiago Cafiero y Felipe Solá, sus virtuales jefe de gabinete y canciller. Muy estrictos en las reglas protocolares, el resto de la comitiva no participó de la reunión y quedaron dialogando con otros funcionarios afuera de la sala: los intendentes Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, Miguel Cuberos y el dirigente chileno Marco Enríquez-Ominami, amigo de Alberto Fernández y gestor del encuentro.
En la reunión no se tocó la particular situación política de Perú, con varios ex presidentes detenidos en causas de corrupción y también ahora la líder opositora Keiko Fujimori. Justamente, Vizcarra sumó puntos en su imagen al exhibir un discurso anti corrupción y hace un mes se jugó una carta fuerte al plantear la necesidad de acortar su mandato un año y votar todos los cargos el año que viene. La propuesta todavía está en discusión, pero la gente la vio bien como una manera de renovar la clase política peruana, muy golpeada por los escándalos.
En cambio, sí se habló de la coyuntura argentina. El análisis común fue que las elecciones de octubre estaban resueltas, por lo que se anticiparon las invitaciones para la asunción en diciembre y el Bicentenario peruano. También hubo consultas sobre la situación económica, a lo que Alberto Fernández respondió sobre sus dudas acerca de lo que se iba a encontrar, su propuesta de acuerdo social y reactivaación económica. Vizcarra recordó que había conocido a Macri en la asamblea de las Naciones Unidas del año pasado y que le sorprendió porque sólo le habló de economía y de sus reuniones con el FMI.
Alberto Fernández cerró su visita por la noche con una cena de honor en el Club Nacional ofrecida por el presidente del Congreso, el alcalde de Lima y a la que asistirían todos los jefes de los bloques parlamentarios. Por la mañana, emprenderá la vuelta a Buenos Aires.