Múltiples razones y no una sola, dejaron a Los Pumas en una situación muy incómoda para seguir en el Mundial después de la fase de grupos. Perdieron de manera apretada con Francia (23 a 21), porque empezaron el partido mal. Los dos equipos plantearon defensas muy altas, sin dar un centímetro de ventaja. Esa forma de asfixiar al rival provocó pérdidas sucesivas, contraataques, una excesiva predisposición a utilizar el pie. El juego se transformó en desorden y aunque la selección europea cometió más penales, Argentina no le encontró la vuelta al cerco francés en la mitad de la cancha. Pero hubo algo más que perjudicó al quince de Mario Ledesma. La razón más evidente de un primer tiempo olvidable que el capitán Pablo Matera definió con un verbo: “Lo regalamos”, dijo de manera muy gráfica. Al descanso, el seleccionado se fue 17 puntos abajo (20 a 3).
En el ADN Puma siempre estuvo el tackle como un sello de identidad. Sin él, cualquier versión del equipo parece adulterada, queda a disposición de lo que pueda hacer el rival. Y Francia fue con la combustión letal de sus tres cuartos. Con Fickou y Vakatawa que resultaron indescifrables cada vez que se juntaban. Así llegó el primer try francés en una jugada de derecha a izquierda. Los Pumas que habían pasado al frente con un penal convertido por Sánchez quedaron 7 a 3 abajo.
Cuatro minutos después, el medio scrum Dupont apoyó cerca de la bandera opuesta a la que había marcado sus cinco puntos Fickou. Los Pumas no tenían respuestas en el juego. Eran fácilmente desbordados, quebrados en la primera línea de contacto. Tampoco los salvaban las individualidades. En esa confusión defensiva que pudo derivar en algún try en contra más, apenas se destacaba Petti, el mejor jugador argentino. El segunda línea cumplió una tarea formidable. Marcó un try en el segundo tiempo, pudo hacer otro con el resultado 0 a 0 en una corrida donde lo detuvieron a cinco metros del ingoal. Ganó en el line, fue vertical y también contagió al resto con su empuje.
A la explicación de Matera para una derrota que obliga a los Pumas a ganarle a Inglaterra, Ledesma le agregó críticas desusadas al árbitro australiano Gardance. Entrevistado por ESPN declaró: “Nos referearon como a un país chico del rugby”. Y dio un ejemplo con la última jugada del partido: “El tackleador no se retira y por eso Cubelli no puede tomar la pelota”. Francia cometió demasiadas infracciones y esa pudo ser una. El juez fue concesivo con el ganador cuando cometió varios penales sucesivos a la media hora del primer tiempo y también con el derrumbe deliberado del maul argentino. No sacó tarjetas amarillas. Esa era la fórmula que le daba más resultado a Los Pumas. De esta formación llegaron casi calcados los dos tries de Petti y Montoya, que volvieron a colocar al equipo en partido. Iban apenas 13 minutos del segundo tiempo.
Los cambios refrescaron a la Selección. Carreras fue más incisivo que Moyano. Montoya entró muy bien por Creevy. Urdapilleta reemplazó a Sánchez con más aciertos en el armado del juego. Incluso, con más precisión en las patadas a los palos. Tuvo dos penales y sumó seis puntos. Cubelli, el otro conductor del equipo, rindió por debajo de su nivel pero jugó el partido completo. Le interceptaron dos pases fáciles, con los backs desplegados en ataque. Con recambio, más concentración en el juego asociado y una nítida superioridad en el scrum y el line,
Argentina dominó a Francia hasta dar vuelta el resultado a doce minutos del final (21 a 20). El parcial era de 18 a 0 aunque duró muy poco. A los Pumas les dieron la misma medicina que aplicaba en otros tiempos Juan Martín Hernández – hoy comentarista – cuando embocaba la pelota de sobrepique desde cualquier posición. Un drop del apertura suplente Lopez (sin acento) volvió a colocar al frente a los franceses.
Los diez minutos finales cundió la incertidumbre. Argentina fue, ya sin aquel envión del arranque en el segundo tiempo. Francia volvió a meter presión con la defensa al límite del offside, dejó pasar los minutos y mantuvo la diferencia así como pudo rifarla. El joven Ntamack que había metido todo lo que pateó en la primera parte, pudo estirar los 23 puntos a 26. Erró un penal factible y les dejó a Los Pumas una vida más. Una infracción que no pudo aprovechar Boffelli en el último minuto desde casi la mitad de la cancha, le bajó la persiana al partido. La pelota se desvió apenas en una rara parábola y se elevó hacia afuera de los tres palos.
Argentina quedó en una situación muy incómoda para lo que viene en el Mundial. Su próximo rival será Tonga, el sábado 28 de madrugada. Pero el partido clave lo jugará una semana después contra Inglaterra, el favorito a ganar el grupo. El historial señala que de veinte juegos entre los dos, los británicos ganaron catorce, hubo dos empates y Los Pumas vencieron en cuatro. Argentina no canta victoria hace diez años. La última vez fue en Salta, en el 2009. No es una misión imposible, pero los antecedentes no ayudan y el rendimiento del primer tiempo con Francia tampoco.