Hay una cuestión de fondo que determina lo que un área de cultura hace o deja de hacer, lo que busca o deja de buscar. Esa cuestión tiene que ver con qué políticas públicas implementa. En definitiva, con qué concepto de cultura adopta y ejecuta determinada gestión de gobierno. Si esas políticas de Estado son de inclusión, si se diseñan pensando en los circuiros alternativos que creó el mismo pueblo en todo el país, con los protagonistas de las distintas expresiones artísticas, si se entiende a la cultura como un eje le da sentido y atraviesa todas las otras áreas de gobierno, las decisiones serán unas. Si se entiende a la cultura como un gasto, o como un adorno, y no como una inversión, serán otras las políticas. En ese sentido, el fin del Ministerio de Cultura era una muerte anunciada: es lo más lógico que haya pasado a ser secretaría.
Con la actual gestión, el entonces Ministerio, y actual Secretaría de Cultura, tuvo un recorte de políticas culturales desde el minuto cero. Hicieron un cambio radical y eso fue evidente con el veloz despido de tantos trabajadores; después algunos pudieron recuperar el trabajo, pero la gran mayoría, no. Le hemos escuchado decir al secretario que tuvo “el coraje” de despedir a 1600 personas. Podemos pensar que si pudo despedir a tanta gente, es porque ya no tenía tantas políticas para ejecutar.
Básicamente pasamos de tener un Estado presente, que en el área de cultura buscaba implementar políticas pensadas para equilibrar todo aquello que quedaba afuera del Estado, a uno que considera que el Estado no tiene que inmiscuirse donde pueden actuar los privados. Es lo que esta gestión manifiesta. Hay un concepto distinto de Estado, en todas las áreas. Un botón de muestra bastante elocuente es el Centro Cultural Kirchner: de inmediato lo sacaron del área de Cultura, adonde había sido creado y que le daba sentido, para que dependa del Sistema Federal de Medios. Entre otras cosas perdió, de ese modo, uno de los objetivos de su creación: el de ser el gran faro federal, desde donde se ponían en práctica los convenios con todas las provincias y el intercambio con todas las casas de cultura provinciales. Cuestiones como esa no son decisiones aisladas, ni casuales. Son consecuencia de una políticas de Estado.
* Cantautora. Ex ministra de Cultura.