La Orquesta Filarmónica del Gran Ducado de Luxemburgo ofrecerá dos conciertos en el Teatro Colón, en el marco del Ciclo de Abono del Mozarteum Argentino, además de una presentación en el Centro Cultural Kirchner y actuaciones matinales en el barrio Villa 31. Rosario (el 25 en el Teatro El Círculo) y Córdoba (El 27 en el Teatro del Libertador). Los espectáculos serán parte de la etapa argentina de la primera gira por Latinoamérica de la formación europea dirigida por el español Gustavo Gimeno.
Este lunes a las 20, el primer programa del Colón incluirá la Obertura Coriolano de Ludwig Van Beethoven, la Sinfonía Del Nuevo Mundo, de Antonin Dvorak y el Concierto para violín y orquesta de Félix Mendelssohn. El segundo programa se presentará el lunes 30 y estará integrado con la Obertura El arpa mágica de Franz Schubert, la Sinfonía nº1 de Johannes Brahms y el mismo concierto de Mendelssohn. Como solista actuará el violinista Julian Rachin. Los mismo días, por la mañana, la Filarmónica de Luxemburgo ofrecerá conciertos en el barrio Villa 31 para 300 niños y el domingo 29 a las 11.30 un concierto gratuito en el CCK.
La OPL cumplió hace poco 85 años y está integrada por 98 músicos provenientes de veinte países. Para Gimeno, al frente de la orquesta desde 2015, en esa combinación de tradición y diversidad está su riqueza. “La mezcla de nacionalidades de los músicos que integran la orquesta produce un cruce de información muy interesante”, asegura el director español. “Hay dos grandes influencias que vienen de lo alemán y de lo francés respectivamente. A eso suma el aporte de músicos que llegan de otros países, que se refleja en una actitud de clara apertura mental. Estos músicos no tienen prejuicios y eso nos permite buscar y crecer juntos. Creo que esa es una de las grandes virtudes de la orquesta, además de su altísimo profesionalismo, claro”, agrega Gimeno.
“Es un cuerpo maleable, que se adapta a los distintos repertorios. Eso nos permite planificar actividades variadas”, continua Gimeno. “En nuestra programación incluimos conciertos tradicionales, crossover, música de películas, encargo y estreno de obras y ópera, además de una serie de actividades ligadas a la formación del nuevo público”, explica el director y enseguida descarta de plano aquella clasificación que alguna vez distinguía el sonido de las orquestas americanas por su brillo y el de las europeas por su color penetrante. “Al día de hoy es difícil pensar en un sonido europeo o uno americano. La de París poco se parece a una orquesta alemana de tradición como la de Gewandhaus. Lo mismo en Norteamérica, comparar el sonido de la Filarmónica de New York con la de Cleveland es hablar de dos mundos diferentes. Hoy la interacción y las influencias viajan con más velocidad. Pasa con las orquesta y nos pasa a los directores. Siempre fue así, pero ahora es más rápido”, reflexiona.
Gimeno, que el año que viene se hará cargo de la Orquesta Sinfónica de Toronto, es uno de los directores españoles con mayor proyección internacional. En sus inicios fue asistente de Mariss Jansons en el Concertgebouw de Amsterdam. Más tarde trabajó con la Orquesta Mozart de Bolonia, como asistente de Bernard Haitink y Claudio Abbado, con quien siguió en la Orquesta del Festival de Lucerna. “Admiré de ellos la capacidad de comunicación, a través de una actitud de humildad hacia la música. Espero haber aprendido algo de ellos”, concluye Gimeno.