El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participará de la Asamblea General de la ONU con una agenda cargada de reuniones bilaterales, pero sin el protagonismo de los últimos años, frente la urgencia del debate sobre el clima y sin expectativas de avance en la relación con Irán. Trump aprovechará la asamblea para referirse a la situación económica y social de Venezuela, y hablará sobre políticas migratorias con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Trump aseguró que no está dentro de sus planes una reunión con el presidente iraní, Hasan Rohani, durante la Asamblea General de la ONU, después de la polémica generada por el ataque a una petrolera saudita la semana pasada, que Riad atribuye exclusivamente a Teherán. "Nada está descartado, pero no tengo intención de reunirme con Irán", dijo Trump en declaraciones ante periodistas desde la Casa Blanca.
Aunque Rohani se había negado a reunirse con él incluso antes de los ataques en el Golfo, Trump soñaba con una foto histórica, similar a la del año pasado con el líder norcoreano, Kim Jong-un. En cambio, Trump deberá conformarse por el momento con bilaterales pactadas con los líderes de El Salvador, Egipto, Reino Unido, Corea del Sur, Polonia, Irak, Ucrania, Pakistán, Nueva Zelanda, Singapur, India y Japón. En el plano latinoamericano, Trump se centrará en trabajar sobre políticas migratorias, y repetir su postura frente a Venezuela.
El mandatario estadounidense, que en 2017 anunció el abandono del país del Acuerdo de París sobre clima, será el gran ausente en la Cumbre para la Acción Climática de la ONU. Buscando competir con la cumbre ambiental, que atraerá a decenas de líderes, Trump organizó su propia reunión el mismo día y en el mismo edificio de las Naciones Unidas. El tema elegido es la libertad religiosa, una prioridad de su vicepresidente, el cristiano evangélico Mike Pence, quien lo acompañará durante el acto.
El gobierno de Estados Unidos se prepara para el martes, cuando
Trump pronunciará su tercer discurso presidencial ante la Asamblea General. "Diré
que Estados Unidos es el mejor país del mundo, que nunca ha sido más fuerte ni
mejor y que tienen uno de los mejores presidentes de nuestra historia",
arengó el mandatario el jueves pasado.