Todavía le brillan los ojos por la emoción que encendió su discurso en la multitudinaria conferencia de prensa que dio hace unos días en Ctera, en solidaridad con Roberto Baradel tras las amenazas de muerte contra él y su familia. A Sonia Alesso se le quiebra la voz, promete que este año va a dejar de fumar pero mira con ironía por sobre los anteojos. No hay tiempo de más para seguir soportando las escuchas ilegales de las que sería blanco junto con otros dirigentes –”es una persecución política clara”– o a un Gobierno negacionista de la convocatoria a paritaria nacional. La secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación y de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (AmSaFe) no está dispuesta a tolerar la antipropuesta de la gobernación bonaerense para lxs docentes, del 18 por ciento de aumento en cómodas cuotas, en un contexto general de precarización y desempleo que afecta especialmente a las mujeres y que es cómplice del recrudecimiento de la violencia patriarcal y machista. “Si no nos convocan a paritaria, y hasta ahora todo parece indicar que no, los cinco gremios nacionales docentes impulsaremos medidas de fuerza. Ya nos unificamos en la movilización de la CGT del 7 de marzo y acompañaremos activamente el paro y movilización de las mujeres del 8. Las maestras, maestros y profesores no estamos dispuestos a arrodillarnos.”
En sectores de las organizaciones políticas y sociales se sigue discutiendo que el llamado de la CGT a la movilización del 7 de marzo encabezado por los gremios industriales “alternativiza” el Paro Internacional de las Mujeres, que denuncia la trama económica y social del actual modelo neoliberal y una de sus consecuencias más dramáticas, la feminización de la pobreza. Alesso no cree que la fecha previa licúe. Al contrario, piensa que las jornadas darán un marco de fortalecimiento histórico a los movimientos sindicales, de mujeres y al feminismo. “Serán días de grandes movilizaciones con reclamos específicos que toman muchos de los temas que tienen que ver con las consignas de las trabajadoras y con la agenda del movimiento de mujeres. Hay ganas de la sociedad de movilizarse, me consta que el 8 de marzo tiene un gran contenido nacional. Habrán marchas en todas las provincias, desde hace tiempo se realizan encuentros de colectivos de mujeres muy diversos a lo largo el país. Ni Una Menos abrió un debate enriquecedor y las mujeres de todos los sectores políticos, sindicales y sociales debemos abrir las cabezas para articular, porque creo que estamos asistiendo a un fenómeno masivo que llegó para quedarse.”
Otro bondi es posible
El llamamiento del colectivo Ni Una Menos al Paro Internacional de Mujeres, al que ya se sumaron unos 30 países, y el texto elaborado en la asamblea del 3 de febrero, en el que se exige a las centrales sindicales que garanticen el paro de mujeres, lesbianas, transexuales y travestis, describe una respuesta de organización y lucha frente a las violencias crecientes, plantadas como sujetas políticas en la decisión de tomar las calles con un mensaje de igualdad. “Exigimos que las centrales sindicales llamen al paro de mujeres que está convocado internacionalmente y garanticen el derecho a huelga y los modos de organización que se dan en cada lugar de trabajo para consolidar esta medida. Ni una menos. Vivas nos queremos.”, concluye el documento.
Hasta hoy, salvo honrosas excepciones los dirigentes de las principales centrales sindicales no hicieron una convocatoria pública para el 8M, si bien casi todos manifestaron que “apoyan, acompañan” y darán cobertura gremial aunque sin especificar modalidades y condiciones. En las reuniones de mujeres referentes de Ate nacional, la CTA de los Trabajadores que conduce Hugo Yaski, la CTA Autónoma de Pablo Micheli y de la CGT se esfuerzan en unificar acuerdos y una posible columna macro para marchar juntos el 8M, mientras que fuentes cercanas a la Confederación General de los Trabajadores arriesgan que en el acto del 7M la central obrera podría llamar a la movilización del 8 “desde el escenario”. Sin embargo “el hecho maldito” de la convocatoria lanzada por un colectivo autónomo y el documento exigiéndoles a las centrales el compromiso de garantizar el paro sigue generando algunos enfrentamientos y un debate arduo en las reuniones de las representantes de las secretarías de género e igualdad.
Hay algunas manifestaciones de resistencia por el llamamiento de NUM al Paro Internacional de las Mujeres. ¿Habrá que preguntarse qué sucede con la herramienta de organización sindical cuando se promueve un hecho masivo desde otro colectivo?
–Resistencia siempre va a haber. El 8 de marzo es una fecha centenaria, cara al movimiento obrero, que en realidad se conmemora como el día internacional por la pelea de las mujeres por sus derechos sindicales. Mal haría el movimiento obrero en no hacerse cargo. El hecho de la transversalidad de las convocatorias es un fenómeno que viene para quedarse y hay que tener la cabeza abierta, porque estos fenómenos de gran masividad están ocurriendo a nivel mundial. Nosotros somos parte de la Internacional de la Educación para América Latina, y en estos últimos años hubo marchas de mujeres en Polonia contra lo que intentaba ser la modificación del aborto seguro, legal y gratuito que tenían como ley; la marcha anti Trump que partió en su mayoría de los colectivos de mujeres y de defensa de los derechos civiles; la marcha de Hungría. Es un fenómeno sobre el que hay que reflexionar, muy rico y diverso, muy interesante por la diferencia de visiones y perspectivas. Hay que aprender a convivir entre esas perspectivas tan diferentes.
Pero en las reuniones que vienen realizando entre centrales trascendieron posturas muy rígidas.
–Tenemos acuerdos y desacuerdos, no hay uniformidad. En el movimiento de mujeres hay divergencias. Me parece que hay que aprender a convivir y entender que es un fenómeno mundial, con la particularidad de que la Argentina existe un movimiento de mujeres que siempre tuvo una participación importante. Muchas de las cosas que peleamos en los Encuentros Nacionales de Mujeres se convirtieron en derecho por leyes. Desde el cupo femenino, que no existía, y ahora discutimos la paridad.
Ustedes vienen de experiencias potentes desde el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario y del paro y movilización del 19 de octubre.
–Participamos mucho como hace tantos años, pero el ENM de Rosario fue sorprendente. Marchamos en una columna de la CTA y la Ctera de todo el país. Pienso que en las conclusiones debería haber estado el tema de la libertad de Milagro Sala, que fue un debate arduo en comisiones, porque nos parecía grave que una mujer esté detenida sin el debido proceso y que el Encuentro no se pronunciara. El 19 de octubre participamos incluso con debates profundos hacia adentro de las escuelas de todo el país, y con marchas de masividad contundente. Fue conmovedor y de una potencia increíble la organización transversal de las mujeres luchando en todas las ciudades, hasta en los pueblos más chiquitos.
María Eugenia Vidal les pide a lxs docentes que hagan un esfuerzo, trabajen y aguanten. ¿Cómo se cruzan estas formas edulcoradas del autoritarismo dirigidas a un gremio en su mayoría de mujeres que lidian con esa conceptualización de ser las que deben “apechugar” y sostener?
–No es casual. Hay estudios de compañeras feministas que trabajan el tema de que la profesión femenina está siempre peor pagada, y aquí mi pregunta: ¿si todos fueran hombres, si la profesión docente fuera mayoritariamente masculina, estaría tan mal pagada? ¿Si todos los funcionarios públicos, diputados, senadores, ministros, Poder Ejecutivo, llevaran a sus hijos a escuelas públicas, sería mejor la escuela pública? Hay algunos planteos que habría que hacerse acerca de esto. Es una profesión que siempre estuvo peor pagada que en otras con mayoría de varones.
En sus discursos suele destacar lo colectivo casi como un lineamiento de vida. Será por eso que es buena democratizadora de consignas de lucha aún cuando no son propias.
–Es que en el caso de las mujeres, la presencia de lo colectivo es muy fuerte por cuestiones relacionadas con nuestra historia de lucha, pero también porque hacemos muchas cosas. Mary Sánchez decía que a las mujeres en el sindicalismo todo siempre le costó el triple: yo diría más que el triple. Claro que lo colectivo en Ctera también incluye a los varones porque la única manera de sobrevivir tantos años y de tener tanta fuerza y militantes en todo el país es que haya un entramado de afectos además de lo ideológico. En el caso específicamente femenino hay un cruce permanente de las multifunciones, como el trabajo, los hijos y las tareas de cuidado. Por ejemplo, cuando se discute el ausentismo docente, ¿quiénes cuidan a sus familiares?, las mujeres. Cuando se trata de cuidar a los hijos, a la madre o a la suegra, nosotras somos las que nos quedamos en casa. Por eso es tan importante el debate en paritarias de las condiciones del trabajo. Además de la cuestión más específica del salario y de los edificios escolares, también es fundamental seguir discutiendo las políticas de cuidado, las licencias por violencia de género, las de maternidad o paternidad compartida, la licencia para parejas de igual o distinto sexo. Son debates en los que se avanzó precisamente porque hemos planteado las problemáticas de género en las paritarias, y en esas conquistas no tenemos que retroceder.
Cambiemos al ataque
Desde la última movilización de Ni Una Menos, el 3 de junio de 2016, hasta hoy, los escenarios de ajuste y quita de la política macrista se convirtieron en grandes trampolines de una violencia estructural recrudecida sobre los cuerpos de mujeres, trans y travestis quemados, torturados, arrojados a los basurales, baleados a mansalva. Se asiste a tanta destrucción como moneda corriente de un “cambio” que se cargó la moratoria jubilatoria, los trabajos genuinos, el cupo laboral de mujeres trans y travestis, los derechos migratorios, el protocolo de ILE, la entrega de anticonceptivos gratuitos en hospitales públicos, la medicación para el vih, las direcciones de Mujer, los programas de salud sexual y reproductiva, entre otras barbaridades perpetradas. “La discursividad política hace que sea más fácil atacar”, expresa la socióloga y escritora María Pía López. La nueva caza de brujas va tras la Educación Sexual Integral para hacernos retroceder treinta años, agrega Sonia Alesso, y quiere desaparecer los programas nacionales de educación.
“El Programa de Educación Sexual Integral fue una de las primeras áreas que desmanteló el Ministerio de Educación. Desarmó los equipos en todo el país, y eso significa que hoy no hay una política nacional para la ESI. Es gravísimo porque suponía la posibilidad de trabajarla en talleres y en políticas específicas para desarrollar en las escuelas con los alumnos, desde una formación docente previa. En realidad quieren hacer desaparecer la Ley 26.150 de ESI, fruto de la pelea del movimiento de mujeres para poder incluirla en la Ley nacional de educación, y este ataque debe ser parte del reclamo del 8M, en un año marcado por las luchas provinciales y nacionales.”
Ese desmantelamiento arrastró despidos y suspensiones de las personas que trabajaban en el Programa.
–Sucedió todo junto. También se desmantelaron todas las direcciones nacionales, los programas dirigidos a las provincias, las orquestas infantiles, las radios comunitarias, los programas de derechos humanos, el Plan Fines. Es el modelo neoliberal que quieren imponer y en ese sentido es el gran retroceso, porque en todos estos años habíamos conquistado derechos que se veían reflejados en la educación y en las políticas públicas.
El crecimiento de los comedores escolares en el último año revela también esa política de desgarantización de derechos del Estado.
–Totalmente. Hay un crecimiento visible de niñas, niños y adolescentes que van a los comedores. Antes los pibes te preguntaban cuándo entregaban la netbook, y hoy la netbook desapareció del paisaje escolar como desaparecieron los libros. Habíamos asistido a una etapa en la que se entregaron 52 millones de libros de calidad en las escuelas del país. Hoy lo que se discute es la cantidad de chicas y chicos que vuelven a los comedores. Lo más grave es que esto no se refleja. Los grandes medios nacionales parecen dedicados a invisibilizar, pero cualquiera que vive en los conurbanos de la Argentina sabe que es una realidad concreta. Las maestras y maestros lo ven todos los días.
Participa de reuniones permanentes y discusiones mano a mano con los principales jefes sindicales. ¿Qué valoración cree que le dan al paro y movilización de las mujeres?
–Hay adhesión y una intención de crear conciencia. En el caso de las CTA hay un acompañamiento fuerte y la decisión política que se tomó en la reunión de las centrales que conducen Yasqui y Micheli, y eso es parte de un documento conjunto que está incluido en el plan de lucha. En la reunión de los cinco gremios nacionales, donde hay gremios de la CGT y de la CTA, nos comprometimos a promover la participación activa, y estuvimos hablando con Noemí Ruiz, secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género de la CGT: está el compromiso de impulsar el 8M.
–¿Incluye sentarse a discutir con los varones cuestiones más estructurales?
–La paridad de género en política es un debate profundamente ideológico que se viene a nivel nacional, así como discutimos en su momento el cupo del 30 por ciento. Son leyes positivas, que respaldan el fortalecimiento de la participación.
Pero es un frente difícil de perforar.
–No es fácil, aunque aquí también tiene que ver con cómo se van creando mayores niveles de toma de conciencia y en definitiva se vincula con la formación en igualdad de derechos. Por eso digo que es grave el retroceso que se viene dando en las políticas públicas de género. El Estado no es neutro ni indiferente, posibilita o imposibilita, juega para un lado o para el otro. En ese sentido habíamos avanzado y ahora corremos el riesgo de ir hacia atrás, por eso importa sostener la pelea.
En medio de esos retrocesos que significan más intemperie aparece el recrudecimiento de la violencia contra niñas y mujeres.
–Estamos hablando de 57 femicidios por violencia de género en lo que va de 2017 y se arrancan las vestiduras porque en el #Tetazo pintaron un patrullero o en el ENM de Rosario graffitearon paredes. Esas muertes sólo reciben indiferencia, y la indiferencia frente a un hecho grave mata. Por eso es tan importante el 8M. Ese día tenemos que ser miles marchando en las plazas y las calles de todo el país, con el compromiso social de exigirle al Estado políticas públicas que prevengan las violencias contra las mujeres. Supone elaborar estadísticas fiables y trabajar la problemática en las escuelas y en políticas de salud.
Hablando de indiferencia, los medios hegemónicos no difunden el Paro Internacional de las Mujeres. De eso no se habla pese a la fuerza política y la masividad que alcanza.
–Se sigue invisibilizando o se exhibe, como se hizo en el último ENM, la contracara. Y me parece que esa también es una decisión política de construir qué cosas se muestran y cuáles son las que se ocultan.