Mariana Baraj, Barbarita Palacios y Charo Bogarín comenzaron a trenzarse porque primero quiso, pudo y soñó la primera. Trenza le sobra, como para trazar analogías. Pero también un espíritu de juntada de “mujeres folklóricas” que, como ella dice, “no tocan en Cosquín”. “¿Vos tocaste?”, le pregunta Baraj a Barbarita. “No”, responde la ex Semilla. ¿Vos Charo?, postea: “Yo sí”, responde la pata femenina de Tonolec, “pero fue con la presentación del coro toba Chela Alapí, y no éste año”. Primer carril para empezar a transitar los vericuetos de la tríada, entonces: tres jóvenes mujeres del folklore que no son convocadas al “mayor” festival del género. Segundo: la génesis. Empieza Mariana, claro. “Esto surge con la idea de tres partes haciendo una. Yo tenía ganas de encarar algo paralelo a mi proyecto solista, y también de juntarme con las que yo sintiera una afinidad, por estar transitando el mismo camino y la misma búsqueda. Aunque cada una tenga sus particularidades, hay un montón de elementos en común, sobre todo en la búsqueda”, expresa la “jefa del clan”, con una gruesa, densa y tupida trenza negra que se deja caer entre los hombros. “También tenía ganas de explorar otras situaciones musicales para que, cada una desde su lugar, confluyera en algo común. O en la idea de que haya dos mujeres sosteniendo a otra, y partiendo siempre desde una raíz folklórica, pero también sumar ideas nuevas, distintas a la que cada una desarrolla por su lado”, desarrolla la compositora, cantora e instrumentista.
–Tres solistas, sí. ¡Un supergrupo!
Mariana Baraj: –(Risas) Bueno, el desafío es otro y el abordaje es distinto al que cada una tiene con su proyecto. Hay que estar todo el tiempo midiendo un montón de cosas, y sabiendo que hay un momento en la que una le está haciendo un coro a la otra, que está cantando, y eso se va moviendo. La idea central, digamos, es correrse del centro. Y parece que la entendieron, nomás. Ella, más Bárbara y Charo, las trenzadas –que se presentan el jueves 9 de marzo en el Centro Cultural Matienzo (Pringles 1249)– confluyen en un todo, donde las individualidades no obstruyen tal totalidad. Cada una aporta lo suyo. “Cada una sostiene a la otra, sí, le da su lugar, y también ocupa el propio, porque ninguna es igual a la otra… por eso somos complemento. Es la misma química que a veces funciona entre un hombre y una mujer”, explica la cantora de Tonolec. Los recitales explican por sí la dinámica. Hay momentos en que están las tres tocando, otros que se acotan en dúos –en todas las variantes– y también momentos solistas. “Pasamos por todo tipo de situaciones, Charo con Barbarita; Barbarita conmigo; Charo y yo, en fin, hay diferentes curvas y momentos dentro del show. Se van generando distintos climas”, describe la capitana Baraj. Otra arista es que aún no planean hacer un disco, y una tercera que se juntaron hace tres años, aunque los conciertos suceden cuando cuadran los planetas (ver recuadro). “Somos como un producto discontinuo”, ríe Barbarita. “Hay que aprovechar cuando tocamos, porque no se sabe cuándo lo vamos a volver a hacer. Cada una tiene sus proyectos y juntarse para tocar es difícil… por eso, cada vez que nos juntamos no perdemos un segundo. Nos encanta”, avisan.
–Algún plus tiene que haber para que se lleven tan bien. Al menos, eso parece.
M. B.: –Lo que pasa es que es medio antiguo ese prejuicio que dice que tres mujeres juntas no pueden convivir. Muchos vaticinaron un caos entre nosotras, e incluso alguien llegó a decir `yo las voy a ver ahora, antes que se peleen` y cosas así, pero la verdad es convivimos bien. Nos disfrutamos, y el proyecto nos hizo crecer. Es un proyecto constructivo, con el objeto de ir para adelante.
Charo Bogarín: –El espíritu de la juntada fue correrse del lugar propio y sentir que una es soporte de la otra. Cuando nos juntamos por primera vez, le pregunté a Mariana por qué nos convocaba a Barbarita y a mí ¿no?, y yo lo encaré por una cuestión de género musical, porque la música que estaba haciendo en ese momento la veía emparentada con la que hacía Mariana, sí, pero no con el rock que abordaba Barbarita, aunque lo suyo también fuera la fusión. La verdad es que yo lo sentía como un género de raíz, de mujeres cantándole a la tierra y, por desconocer el género donde estaba Barbarita, me costaba encuadrarla, pero después me di cuenta de lo similar que son los tres proyectos que tenemos por separado.
–¿Dónde estarían esas similitudes, puntualmente?
Ch. B.: –Lo principal, creo, es la pasión con que cada una encara sus proyectos. Pasión, seriedad y una profundidad que nos hace investigar cada vez más. También por el temple de cada una. Somos tres mujeres que tenemos un temple de acero, algo que viví en cuerpo y alma cuando empezamos con los ensayos. Por eso, me parece que Mariana, al juntarnos, fue una alquimista que unió el elemento de cada una como para pensar en el funcionamiento del trío. Así se ve en el escenario y en la vida. Barbarita Palacios: –Muchas veces nos bajamos del avión y llegamos a los shows con todo, porque hay química. Enseguida se arma, y los recitales son muy divertidos.
–¿Cómo anudan criterios a la hora de armar el repertorio?
Ch. B.: –Buscando canciones de mujeres o folkloristas que hayan dejado una huella… por eso Violeta Parra, por eso Lhasa de Sela, y por eso nuestras composiciones. A la hora de hacerlas, nos sacamos chispas (risas).
–Ah… se sacan chispas, entonces.
Ch.B.: –No, nos sacábamos chispas porque, por ejemplo, Mariana y yo no queríamos soltar el arreglo que ya teníamos de algún tema. O el sonido. Queríamos dejar todo como estaba.
M. B.: –Nos costaba barajar y dar de nuevo con los temas que ya teníamos armados, trabajados de una manera con cierta estética.
Ch. B.: –Por eso, el aprendizaje fue soltarse y dejarse caer. Estar en ese abismo de trabajar de nuevo tu composición, y dejarte caer al vacío, y en ese abismo estaba Barbarita diciendo “suelten, suelten chicas, suelten” (risas). Ella, así como la ve, tiene esa soltura de ir hasta lo que dé. De ahí que la pirámide se sostenga, hoy, porque en ese momento la incertidumbre nos hacía sacar temas de la lista.
B. P.: –Eran temas que le encantaban a la gente, y ellas no podían soltarlos (risas).
–Ahora sí, se sobreentiende. A propósito ¿qué pueden contar de la próxima presentación, a manera de anuncio?
B. P.: –En principio, será un día después del paro que vamos a hacer las mujeres el 8 de marzo. Una situación que sentimos que va a ser una bisagra en la historia.
Ch. B.: –Por lo tanto, va a ser un homenaje, y a la vez un encuentro con nuestras energías.
M. B.: –También vamos a sumar un Dj set colectivo, porque la novedad va a ser que, después del recital de casi dos horas y dieciocho canciones, la gente va a poder quedarse y escucharnos pasar música a nosotras, durante tres horas.
Ch. B.: –Vamos a ser las dj y nos parece una modalidad buenísima, porque es nueva para nosotras. Somos tres mujeres de pistas tomar (risas). Es fuerte también para la gente que nos va a escuchar ver el escenario tomado por tres mujeres con este temperamento, porque en nuestros proyectos estamos sostenidas generalmente por varones, mientras que acá dependemos de nuestras voces y de nuestros instrumentos para salir al ruedo. Y creo que eso se nota, porque somos tres mujeres aguerridas cantando a viva voz sobre el escenario. Encarnando el legado que nos han dejado los compositores criollos de toda Latinoamérica.
–¿Qué opinión les merece el nuevo gobierno? Elijan ustedes por dónde empezar…
M. B.: –Los momentos de mayor crisis sirven para que uno canalice un montón de cuestiones. Si no te ponés a hacer, a generar, y a ir para adelante, se te hunde el bote. Y esto es lo que pasa hoy… está todo bastante complicado, y entonces eso te obliga a generar.
B. P.: –Algo a lo que los argentinos estamos acostumbrados. Los momentos de crisis te marcan dos caminos: o te deprimís y quedás afuera, o vas para adelante con todo.
M. B.: –O entrás en el círculo virtuoso, o en el vicioso… y caés en el pozo.