Iñaki Urdangarin, cuñado del rey español Felipe VI, evitó ayer su encarcelamiento inmediato. El tribunal que lo condenó a seis años y tres meses de cárcel por corrupción lo dejó en libertad provisional con la obligación de comparecer mensualmente en un juzgado de Ginebra, donde reside.
El marido de la infanta Cristina, de 49 años, podrá seguir viviendo en Suiza junto a su familia hasta que la sentencia que lo condenó sea firme, es decir, hasta que el Tribunal Supremo resuelva en última instancia las apelaciones, un proceso que podría demorarse meses. El pasado viernes, Urdangarin fue condenado por fraude, malversación, prevaricación, tráfico de influencia y dos delitos contra el fisco en el llamado “caso Nóos”, uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente de España. Su esposa, hermana de Felipe VI, fue absuelta de los delitos fiscales de los que se la acusaba.
Según el auto de medidas cautelares dictado hoy por la Audiencia Provincial de Baleares, Urdangarin deberá comparecer el día 1 de cada mes ante las autoridades judiciales suizas y comunicar cualquier cambio de domicilio o desplazamiento fuera de la Unión Europea (UE). Los mismos requisitos fueron impuestos para Diego Torres, socio de Urdangarin en el Instituto Nóos, una entidad sin fines de lucro que ambos dirigieron y a través de la cual desviaron fondos públicos. Sin embargo, a diferencia de él, Torres no podrá salir de España.
Las tres magistradas que juzgaron a Urdangarin y Torres desestimaron así la petición del fiscal Pedro Horrach, quien había solicitado para los condenados prisión provisional eludible bajo fianza: 200.000 euros en el caso de Urdangarin y 100.000 euros en el de Torres. El tribunal argumentó que ninguno de los dos trató de “eludir la acción de la Justicia” y que, pese a las penas solicitadas, comparecieron en “cada uno de los llamamientos” judiciales. Urdangarin salió ayer de la sede judicial con cara de satisfacción y entre abucheos y gritos de “chorizo” y “ladrón”.