Ni la obra pública ni la inversión privada se hicieron presentes con la fuerza prometida desde la Casa Rosada en el inicio de 2017 y la construcción marcó su décimo tercer mes consecutivo a la baja. El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) registró en enero una caída de 2,4 por ciento contra el mismo mes del año anterior cuando el dato elaborado por el Indec ya había comenzado a retroceder. El informe del organismo estadístico revela además que el empleo registrado en el sector cerró 2016 con una contracción interanual del 4 por ciento. Los 404.565 puestos relevados para diciembre representan una caída de 16.816 empleos frente al mismo mes en 2015. Ese registro marcó un quiebre después de las cuatro mejoras mensuales consecutivas que se habían observado en los datos oficiales. En el Ministerio de Trabajo aseguran que ese desempeño se explica por “factores estacionales” en la actividad. Cuando se compara el nivel de ocupación de finales del año pasado con octubre de 2015, un mes previo a la parálisis generalizada en la actividad, se computa una reducción de 51.789 puestos de trabajo. Esos datos no contemplan a los trabajadores precarizados en la construcción, una de los sectores donde se registran los mayores niveles de informalidad laboral de la economía argentina.
El informe difundido ayer por el Indec da cuenta además de un desempeño dispar entre la demanda de insumos para la construcción. Entre los datos favorables se registraron subas de 118,2 por ciento en asfalto, 13,9 por ciento en pinturas, 7,9 por ciento en pisos y revestimientos cerámicos y 1,8 por ciento en cemento portland. En tanto, se registraron bajas de 15,2 por ciento en el ítem “Resto de insumos” (incluye vidrio para construcción y tubos de acero sin costura), 13,4 por ciento en ladrillos huecos, 6,8 por ciento en hierro redondo para hormigón, 3,2 por ciento en placas de yeso y 2,8 por ciento en artículos sanitarios de cerámica. Publicado a comienzos de mes, el Índice Construya marcó en enero una caída del 6,9 por ciento interanual. El dato sobre el consumo de insumos implica una disminución del ritmo de contracción aunque el retroceso registrado sucedió respecto a un período que todavía mostraba guarismos positivos.
En la Casa Rosada prometen la reactivación de la obra pública después de un 2016 donde se desplomó como resultado de la parálisis en las inversiones en infraestructura, el menor financiamiento para el Pro.Cre.Ar, la contracción del financiamiento productivo de la banca pública, la falta de proyectos energéticos y los menores desembolsos de YPF. En un año electoral, las autoridades del Ministerio de Interior y Obras Públicas retomaron la fórmula de campaña para asegurar que 2017 será un año de “explosión en la obra pública”, pero las promesas todavía no se observan en la realidad.
Otro de los componentes de la construcción, la inversión privada destinada a ampliación y mejora de fábricas, también se retrajo como consecuencia de la ausencia de demanda y una política monetaria que vuelve más atractivas las colocaciones financieras. “La rentabilidad esperada de las opciones de inversión productiva resultó escasa mientras que la política monetaria elevó los rendimientos en dólares de las tasas de interés, lo que tendió a otorgar mayor rentabilidad a las opciones financieras. De allí que, lejos de incrementarse, la inversión contribuyó considerablemente a consolidar el proceso de recesión”, advierte el último informe del Cifra-CTA. Los investigadores señalaron que, si bien los distintos indicadores vinculados a la construcción redujeron su tasa de contracción interanual en los últimos meses de 2016, no es posible afirmar que la caída de la construcción haya tocado su piso.
De acuerdo al Indec, la superficie a construir registró en enero una baja de 7,8 por ciento con relación al mes anterior. Los datos provistos por los permisos de edificación otorgados para la ejecución de obras privadas en una nómina representativa de 41 municipios marcaron una suba mensual de 8,8 por ciento.