Amazon
es la tercera compañía más grande del mundo por su valor de mercado luego de Apple y Microsoft. Fundada en 1994, es también la primera de las grandes que nació en la era de la web y que hizo de internet su ecosistema natural primero vendiendo libros y luego todo lo demás. Es por ese lugar de tía mayor, experimentada y poderosa, que sus movimientos impactan en las expectativas de los que vinieron después.
Amazon es conocida por su voracidad sostenida en varios pilares. En primer lugar está su servicio Prime que por solo 119 dólares al año permite recibir cualquier producto en casa sin costo, utilizar los servicios de streaming y obtener descuentos. Por otro lado, este lugar de intermediario le permite conocer en detalle las ventas de los productores que ofrecen a través de la plataforma. Esa información es vital para detectar cualquier nicho tentador y su tendencia a crecer o caer. Como, además, tiene una enorme espalda financiera, puede realizar subsidios cruzados entre distintas unidades para testear mercados y doblegar competidores.
Desde ese lugar privilegiado , la plataforma no solo se fortalece como lugar de comprar sino que también ofrece productos propios. Su poder es tal que cuando se introduce en un sector nuevo, las competidoras ven caer rápidamente su cotización; los inversores saben que la nueva adquisición ocupará un lugar privilegiado en la pantalla de los clientes en detrimento de sus propios productos competidores, como señaló un estudio de Harvard de octubre de 2018. Si bien estas prácticas eran conocidas, a mediados de septiembre se filtró desde el corazón de la empresa cómo se tomó la decisión.
Algoritmo
El 16 de septiembre el influyente The Wall Street Journal publicó que en 2018, luego de una fuerte discusión interna, Amazon decidió retocar el algoritmo de búsqueda con el objetivo de favorecer los productos más rentables para la empresa en lugar de las mejores alternativas para sus clientes. Así dicho, parece una decisión obvia, similar a la que toma cualquier negocio del barrio que posiciona en la vidriera lo que más le conviene vender. La diferencia sustancial es que, como se explicaba más arriba, Amazon es prácticamente la única vidriera que ve una porción creciente de los clientes de Estados Unidos pero también de otras parte del mundo. Como en la práctica casi dos tercios de las compras se efectúan sobre los productos que aparecen en la primera pantalla, un retoque en el algoritmo puede determinar el futuro de cualquier negocio. Quienes ven caer sus ventas deben pagar algo para “rankear” más alto o resignarse.
Ya en 2017 el CEO de Birkenstock, una fábrica alemana de sandalias de más de doscientos cuarenta años, publicó una carta en la que denunciaba al portal por realizar “un asalto a la decencia” e interferir con su negocio. Birkenstock había dejado de vender en la plataforma por las condiciones a las que debía someterse, pero denunció a Amazon porque su insistencia para conseguir sus sandalias por medio de terceros. Así como la empresa alemana decidió publicar su caso, muchos otros reconocieron prácticas similares a la prensa pero sin dar sus nombres.
Como los algoritmos funcionan a la manera de una caja negra difícil de abrir y comprender, no es fácil determinar qué es lo que realmente hacen. De lo que no cabe duda es que un pequeño retoque en su interior puede determinar el destino de cualquier productor que debe elegir entre someterse para existir o resignarse a desaparecer frente a los ojos de sus potenciales clientes.
La nueva evidencia llega en un momento particular porque tanto en Europa como en Estados Unidos se están analizando las prácticas de Amazon como comercializador de productos de terceros y propios en simultáneo. La Federal Trade Comission de Estados Unidos ya había iniciado una investigación con entrevistas a pequeños negocios para determinar si la plataforma usaba su poder de fuego para herir competidores y conocer los mecanismos. Fue en ese contexto que la confirmación del cambio en el algoritmo preocupó en lugar de alegrar a los inversores y las acciones de la empresa cayeron un 1,9 por ciento al día siguiente de que se publicara el artículo.
La voracidad de las grandes empresas de Silicon Valley finalmente está despertando a los responsables de regular el comercio pese a los millones que estas empresas gastan en lobby. Pero el caso cae en un momento en que Amazon intenta con pocos resultados crecer en los mercados de oriente compitiendo con el también enorme portal chino Alibaba; así es que cualquier decisión que se tome tiene impacto a nivel geopolítico en un momento de gran tensión entre Estados Unidos y China.