Este martes 17 de septiembre la Reserva Federal de los Estados Unidos debió ofrecer 53 mil millones de dólares en el “repurchase market”, suerte de “mesa de dinero” a la cual acuden los bancos ofreciendo como garantía bonos de la deuda publica norteamericana para obtener liquidez y capear la dificultades transitorias en general por 24 o 48 horas. Se trata de una suma considerable casi equivalente al préstamo del FMI a la Argentina.
La fuerte demanda de liquidez debido a las dificultades de algunos bancos, los rumores nombran el Citi, estaba provocando un incremento de la tasa de interés en el preciso momento en el cual la Reserva Federal, el Banco Central de los Estados Unidos, se aprestaba a disminuirlas. Habitualmente los prestamos entre bancos se realizan a una tasa similar a la de la Reserva Federal, vale decir entre 2,0 y 2,5 por ciento. Sin embargo algo comenzó a funcionar mal porque algunos tenedores de liquidez debido a una demanda considerada excesiva proponían, el lunes, debido a los ataques a las refinerías de Arabia Saudita no menos del 6 por ciento e incluso 10 por ciento el martes a la mañana.
De acuerdo al Financial Times, la demanda ansiosa, frente al incremento del precio del petróleo, de ciertos bancos y la reticencia de los otros en proveer la liquidez estaban creando las condiciones de “una tormenta financiera casi perfecta” o una nueva crisis financiera lo cual obligó a la Reserva Federal de ofrecer 75 mil millones de dólares de los cuales “solo” fueron “utilizados” 53 mil millones a la tasa convenida del 2,0 por ciento.
Las razones de esta repentina tensión en la tasa de interés, según analistas del mercado, es el inmenso déficit presupuestario de los Estados Unidos que absorbe todos los dólares que deberían ir al sector privado. Esto permite recordar que los consejos de la ortodoxia y de los norteamericanos de limitar el déficit valen solo para los países de la periferia capitalista y para la Argentina particular, pero no para los Estados Unidos.
La otra hipótesis es que el Departamento del Tesoro (el ministerio de Economía) habría intervenido a destiempo para obtener fondos.
Pero la explicación más osada es que se trata de una estratagema de algunos bancos norteamericanos para impedir que Donald Trump presione a la Reserva Federal para que baje la tasa de interés y restablezca e incremente las Quatitative Easing, como ha hecho Mario Draghi la semana pasada. Esto enfureció a Trump porque considera que esa política devalúa el euro que él considera es una componente de la competencia desleal de los europeos en el comercio internacional.
Sean cuales fueren las razones donde fuego hubo cenizas quedan, lo que indica que las finanzas mundiales siguen sobre le filo de la navaja y el interrogante general es si el sistema financiero internacional no carece de recursos para enfrentar a las “tormentas”.
* Doctor en Ciencias Económicas de l’Université de Paris. Autor de La economía oligárquica de Macri. Ediciones. CICCUS. Buenos Aires, mayo 2019.