El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abrió este martes los debates de la Asamblea General de la ONU, ante la que pidió "respeto" para la soberanía de su país en la Amazonía y dejó además una muy dura condena al "socialismo", con un discurso que sorprendió por lo confrontativo .
El líder de la ultraderecha brasileña usó por primera vez la tribuna de las Naciones Unidas y reiteró sus quejas por la "exageración" y la "manipulación" en torno de los recientes incendios en la Amazonía y también para expresar una dura condena al socialismo, que encarnó en Cuba y Venezuela.
Sobre las llamas que se desataron en la Amazonía, que algunos grupos ecológicos atribuyeron a una falta de acción de su gobierno y otros a sus compromisos con los grandes terratenientes y cultivadores de soja, Bolsonaro insistió en que hubo una campaña de "desinformación" creada por ONG y que llegó a animar algunos sentimientos "colonialistas" que persisten en el mundo. Aunque no lo citó explícitamente, se refirió al presidente francés, Emmanuel Macron, quien alarmado por los incendios llegó a pedir una intervención del G7 para ayudar a controlar las llamas.
Bolsonaro reiteró que "la Amazonía (brasileña) es mayor que toda Europa occidental" y que en más de un 60 % está "preservada", por lo que su gobierno "no acepta" que otro país "diga" qué se debe hacer para conservar ese bioma. También sostuvo que es una "falacia decir que la Amazonía es un patrimonio de la humanidad o que es el pulmón del mundo" y aseguró que los únicos que tienen soberanía sobre esa región son los países amazónicos.
En línea con lo que defendió durante toda su vida política, reiteró que, durante su gestión de cuatro años, no serán creadas nuevas tierras indígenas, pues las que ya existen ocupan casi el 14 % del territorio nacional. Defendió además su intención de permitir la explotación por parte de empresas privadas de ciertas riquezas minerales de la Amazonía, y pidió a las Naciones Unidas que impidan la vuelta de "prácticas colonialistas", como las que indirectamente atribuyó a Francia.
Bolsonaro también se esforzó en presentar a un "nuevo Brasil", abierto al mundo y al sector privado, en contraposición al modelo "socialista" que, en su opinión, gobernó el país en los últimos años y para el que reservó las palabras más duras de su discurso. El "socialismo", según Bolsonaro, llevó a Brasil "a una situación de corrupción generalizada" y propició "ataques ininterrumpidos a los valores religiosos" respaldados por el Foro de Sao Paulo, que reúne a partidos de la izquierda de América Latina. Bolsonaro es un activo militante evangélico y el apoyo de los grupos de esa confesión fue fundamental para su triunfo en la carrera por la presidencia de Brasil.
También hizo alusión a los alrededor de 10.000 médicos cubanos que, hasta fines del año pasado, operaban en Brasil mediante planes de cooperación firmados por gobiernos anteriores y que La Habana decidió retirar tras las críticas de Bolsonaro a sus autoridades. El brasileño aseguró que, con la retirada de esos profesionales cubanos, Brasil "dejó de contribuir con la dictadura cubana", a la cual aseguraba que los gobiernos anteriores enviaban "300 millones de dólares anuales" mediante esos programas de cooperación, sin que se sepa en qué apoya sus afirmaciones.
Siguiendo con su peculiar visión de la historia, Bolsonaro recordó que "en los años 60, agentes cubanos fueron enviados a toda América Latina" para promover el "socialismo" y fueron "derrotados", en una "guerra que también vencimos" en Brasil. Afirmó que hoy unos "60.000 cubanos" están en Venezuela y actúan en las áreas de "inteligencia y defensa" para mantener en el poder a una "dictadura" que ha implantado en ese país que "antes ya fue tan próspero", la "barbarie del socialismo".
Y aseguró que su gobierno seguirá "trabajando para que la democracia sea restablecida en Venezuela" y para "que otros países de la región no experimenten ese nefasto régimen del socialismo".
Poco después, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, rechazó las "calumnias" del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y tachó de mentiroso y "aburrido" al mandatario estadounidense, Donald Trump, como respuesta a las críticas de ambos líderes a Cuba en sus intervenciones ante la ONU.
"Inadmisibles acusaciones Pdte Trump vs #Cuba y #Venezuela. Uso de la mentira caracteriza su gestión. Monroista y macartista. Habla como un emperador. 158 congresistas piden su impeachment (juicio político). Trata de distraer al mundo y a estadounidenses", escribió el ministro de Exteriores cubano en su cuenta oficial en Twitter. Rodríguez remató con un "aburrido, no compite con Greta Thunberg".
En el caso de Bolsonaro, Rodríguez insistió en que "rechaza enérgicamente" las "calumnias" sobre Cuba y los más de 8.000 médicos de la isla que trabajaron en Brasil hasta el año pasado, cuando La Habana ordenó su retirada tras las declaraciones del brasileño, que llamó a los cubanos "esclavos" de una "dictadura".
Bolsonaro "delira y añora los tiempos de la dictadura militar. Debería ocuparse de la corrupción en su sistema de justicia, Gobierno y familia. Es el líder del incremento de la desigualdad en Brasil", concluyó el canciller cubano.